La del zorro


La del zorro



a Claudio,
ex combatiente


              «Conoceré un ruido de pasos que será diferente a los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música...»
El principito, Antoine de Saint-Exupéry


Cuando éramos chicos, con mis hermanos nos sentábamos alrededor de un fogón y nos contábamos cuentos de terror que inventábamos para darnos miedo.

A la noche, en el auto, el menor ruido me asusta. Yo no sé cómo podés andar solo vos.

Como para ir a Comodoro me sobra el plazo de la licencia, mochilero que encuentro en el camino lo levanto. Me embola viajar solo.

Susana y Alejandro son personas macanudas; pero ya sabés cómo es la cosa: dos son compañía, tres son multitud.

Yo tengo un método para conocer a la gente. Hay un libro que releo siempre: El principito. ¡Qué gran libro que es! Yo lo uso medio como test. Le pregunto a uno qué parte de El principito le gusta más, y así ya sé más o menos cómo puede ser el tipo. ¿Sabés qué parte me gusta más a mí? La del zorro y el principito.

No sentís nada, te hacés como un animal, te acostumbrás a lo que venga. No caminás, un pie sigue al otro sin que te des cuenta. Pasado un tiempo, ya no se siente ni el frío ni el hambre.

No, cocinar no podés: el fuego se vería a 3 kilómetros. La comida se nos escarchaba y congelaba. Y para colmo no nos llegaba; una vez asalté con otros un depósito y comimos chocolate. Con las armas, lo mismo: usábamos las que encontrábamos; las que te daban no eran nada buenas. Guardia hacíamos cada 15 minutos, porque más no se aguantaba el frío. Y una noche encontré al que debía relevar muerto de un balazo.

¿Y a vos qué parte de El principito te gusta más? Lo irónico de la del zorro es que es la única en que aparece un arma.

Yo no sé si habré matado a alguien. Eso sólo Dios lo sabrá. Yo espero no saberlo nunca, porque sería un gran cargo de conciencia. Yo disparé al montón, en la oscuridad... No sé, ojalá que no. Yo disparé... Ahora trato de olvidarlo todo.

Paracaidista de infantería, en San Carlos. Estuve 20 días en primera línea y el resto en segunda. Éramos 150 y al continente volvimos 50. Y encima después me comí 15 días de arresto porque me negué a ir al acto de La Plata, que fue un insulto, una falta de respeto.

Hace dos años que estoy adentro, pero cuando vuelva a Córdoba seguro me largan. Me gustaría ir a vivir a un pueblo como Cutral-Co, así, tranquilo. O tal vez estudiar para guardaparque. O forestación.

Conviene olvidar, ya sé, cicatrizar... Todavía no me dijiste qué parte de El principito te gusta más.


el Zambullista