Entusiasmos IX (El hombre en busca o en obra del sentido)




1.


Si algo no "cierra" decimos que no tiene sentido. Lejos de no cerrar está el equilibrio de una igualdad, como la que existe en un triángulo rectángulo entre el cuadrado de la hipotenusa y la suma de los cuadrados de los catetos. Tan lejos que parece que hay un plus de cierre, como un grado de sentido mayor al de figuras que no tienen una relación de esas.
Nos asombra porque sabemos que es así sin que alguien lo haya hecho así, sin que sea la obra de una inteligencia (una subjetividad con intenciones y voluntad). Admiramos ese sentido que liga a la hipotenusa, el cateto mayor y el cateto menor en una trama específica (expresada por la fórmula: a²+b²=c²) porque envidiamos ese sentido.
Y lo envidiamos porque lo necesitamos (o lo valoramos) en la construcción de nuestra experiencia de existencia (aka vida). O directamente porque creemos que es una pequeña muestra del tipo de equilibrio (sentido) que creemos que hay en todo el universo y/o en nuestra vida. Y lo valoramos porque creemos que en eso se nos juega la felicidad (desde esa perspectiva, el trío de hipotenusa y catetos luce más feliz y sólido que otros más contingentes o de necesariedades menos asombrosas).

2.


3.

Se perdió el guión de la respuesta, pero imaginemos que fue esta:


Voy a someter a nuestro segundo interlocutor a dos interpelaciones distintas. Una la hace un comedido:


En estos cruces imaginarios, la otra interpelación la hace Viktor Frankl. Primero lo presento a través de quien lo conocí, Garcés ("el filósofo de la Colifata"), y después le cedo la palabra a él mismo. Garcés lo menciona en su aforismo #62 de "Psiquiatría aforística", que lee así en radio:


Viktor Frankl no estaría de acuerdo con el segundo de los interlocutores anteriores, el que se quedó con la última réplica, que termina hablando de "darle sentido a lo que hago mientras estoy". Allá por el 71,42% de su libro El hombre en busca de sentido, Frankl se diferencia de Sartre para definir su posición:
«Según J.P. Sartre, el hombre se inventa a sí mismo, concibe su propia "esencia", es decir, lo que él es esencialmente, incluso lo que debería o tendría que ser. Pero yo no considero que nosotros inventemos el sentido de nuestra existencia, sino que lo descubrimos.»
En el 71,22% había dado una razón funcional de esa consideración:
«Si ese sentido que espera ser realizado por el hombre no fuera nada más que la expresión de sí mismo o nada más que la proyección de un espejismo, perdería inmediatamente su carácter de exigencia y desafío; no podría motivar al hombre ni requerirle por más tiempo.»
Inventado, el sentido es humano; descubierto, suprahumano: es algo que el hombre puede (y debe o más le vale) encontrar, porque es algo que no puede (ni debe y más le vale no) darse a sí mismo. ¿Por qué? Porque así no funcionaría su principio psicoactivo de motivación para hacer cosas y mantener otras pendientes.
Ese carácter suprahumano es la garantía de trascendencia del sentido y, con él, de nuestra pertenencia a un orden superior —impersonal o con autoría—, mayor al que pueda modelar la artesanía de nuestras imaginaciones.
En esta perspectiva, si el sentido de nuestra existencia "es dado" (en la versión de Garcés) o inventado por y para nosotros (versión Sartre versionado por Frankl), es un placebo. Si "cabe ser encontrado" ("como supone Viktor Frankl", agrega Garcés) o descubierto (versión Viktor Frankl), es medicina genuina.

Para Frankl, el sentido puede ser ese "lo que" del dicho "Lo que natura no da, Salamanca no presta". O existe (Natura proveyó) o no es posible inventarlo (o sí, pero no es útil). Inventado no tiene eficacia: «perdería inmediatamente su carácter de exigencia y desafío; no podría motivar al hombre ni requerirlo por más tiempo». Es más fuerte si es real que si sólo finge serlo, sería el argumento. El placebo, como la mayoría de las ilusiones, pierde su fuerza en cuanto es descubierto. (De ahí que Truman no podría permanecer en un medio que ya sabe falso, como pretende disuadirlo Christof en el borde del mundo, frente a la puerta de salida.)

Es probable que Frankl sí crea que el sentido es inventado, pero no por nosotr@s, dotad@s sólo de la libertad/poder de descubrirlo, sino por Dios o la entidad sobrenatural que prefieras, mientras le dé sentido a lo natural y reparta roles a humanos (animales, plantas, minerales: ajo y agua). Si Frankl fuera tan exigente con las implicaciones de suponer un sentido descubierto como lo fue con las de suponer uno inventado, se vería al menos en el caso de aclarar si el sentido a descubrir es impersonal o es obra de un dador de sentido (Dios, Cosmos, incluso azar, etc.). O tal vez no lo aclara porque da por sobreentendida la segunda opción.

Cualquiera sea el argumento, habla de la inconveniencia de un sentido construido, no del absurdo en que desemboca suponerlo. No es un ataque ni a la veracidad ni a la verosimilitud de un sentido "made in Tierra", sino a su eficacia como «desafío», como motivador. Y esto Frankl lo hace presuponiendo que la eficacia desafiante de sus motivadores es universal e inmutable (para todos y para siempre).
Para decirlo de otra manera, piensa que es algo que atañe a El Hombre, no a un individuo inmerso en interacciones en una sociedad fechada, que bien puede motivarse de manera diferente a otro de otra sociedad, o incluso de la suya, ahora, mañana o ayer.
Si no lo pensara, Frankl podría no haber salido a contradecir/refutar a Sartre, sino a complementarlo. Pero no: ese sentido inventado es falso; debe ser sustituido por el auténtico y verdadero, que se descubre. O te motivás dentro de este o no te motivás (no está prohibido, está pronosticado: ese sentido inventado no te va a motivar). Con esta idea, ¿Frankl podría haber salido a complementarlo? Difícil: si dice que el sentido existe y se yerra o se acierta en encontrarlo, cualquier otro le parecerá un error inocente o una falsificación dolosa.
Para salir del monosentidismo (?) sin salir del descubiertismo (??), hay que ir a sentidos de existencia objetiva pero prêt-à-porter: hay tantos como individuos y cada uno debe descubrir y asumir el suyo. En el inventadismo (???) es más fácil eludir el monosentidismo: si el sentido es una construcción, así como hay una (por sociedad/época, por persona, o por la unidad que sea) puede haber varias a la vez y venir de e ir a otras diferentes. Pero que sea fácil eludir el monosentidismo no significa que no sea frecuente usarlo. Cuando se quiere imponer un único sentido construido, no queda otra que prohibir o censurar los otros. Bueno, sí, puede quedar otra: tratar de hacerlo pasar por un sentido natural, descubierto.

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