— Baarbarela02 (@Barbarela02) 20 de junio de 2016
1.
@Barbarela02 Cierto: el poema no es suyo. Pero lo cierto acá no es lo que importa, sino el mensaje que quieren dar los que se lo atribuyen.
— el Zambullista (@Zambullista) 9 de julio de 2016
En un plagio, alguien se atribuye una obra ajena. Acá es al revés: muchos le atribuyen a alguien una obra ajena (en la que está retratado).
— el Zambullista (@Zambullista) 9 de julio de 2016
Borges es un personaje de la cultura, "escrito" por quienes hablan de él. Lo escriben, por ej., atribuyéndole el autobiográfico "Instantes".
— el Zambullista (@Zambullista) 9 de julio de 2016
2.
El poema no cuaja con su estilo pero sí con su personaje, al que le da un cierre a puro arrepentimiento redentor: sobre el final vio la luz.
— el Zambullista (@Zambullista) 9 de julio de 2016
Hay algo quijotesco en el Yo del poema: también Alonso Quijano, en su agonía, vio la luz. Vencieron al error y a la locura antes de morir.
— el Zambullista (@Zambullista) 9 de julio de 2016
No es una victoria pírrica: la muerte no es su efecto, aunque sea lo que le siga. No les costó la vida curarse; más bien se curaron tarde.
— el Zambullista (@Zambullista) 11 de julio de 2016
En todo caso, ya con poca "vida por delante" el Yo conoce la posta para vivir y Alonso Quijano recobra la cordura. Hay sacrificios longevos.
— el Zambullista (@Zambullista) 11 de julio de 2016
Se sacrifican malgastando casi toda una vida larga, no truncándola joven. Pero durante ese CASI, ambos agradecen:
— el Zambullista (@Zambullista) 11 de julio de 2016
—Más vale tarde que nunca.
3.
El eterno retorno de la atribución errónea lo atribuyo a la fuerza de un deseo mitificador: les gusta que él sea eso, un arrepentido de sí.
— el Zambullista (@Zambullista) 9 de julio de 2016
Porque les gusta lo inverso de qué hizo y cómo fue el moribundo que se suma tarde a ese gusto. Tragedia aleccionadora:
— el Zambullista (@Zambullista) 9 de julio de 2016
—No vivas como viví.
Cuando una comunidad quiere reforzar una pieza doctrinal puede recurrir a prestigiarla citándola de –o atribuyéndosela a– un autor icónico.
— el Zambullista (@Zambullista) 9 de julio de 2016
Y si la pieza doctrinal emana de una confesión del autor icónico, mejor: traidor y héroe como Kilpatrick, su sacrificio favorece a la causa.
— el Zambullista (@Zambullista) 20 de enero de 2017
Por pretender ser feliz distinto a como se debe, se lo hace confesar y se lo exhibe para disuadir imitaciones:
— el Zambullista (@Zambullista) 20 de enero de 2017
—No lo intenten en sus vidas.
Atribuirle esa poesía es como forzarlo a firmar la confesión (escrita por otr@) de una culpa (creada por otros), como sabe hacer la policía.
— el Zambullista (@Zambullista) 20 de enero de 2017
Y no falta el juez que a la culpa confesada de haber malvivido le agrega la de haber robado la confesión que le impusieron. Lógica peculiar. pic.twitter.com/S8miDIOidY
— el Zambullista (@Zambullista) 24 de enero de 2017
La 1ª culpa es de un personaje que confiesa; la 2ª, de un autor. Borges le copió a otro su autobiografía, como Mastropiero a Günter Fragher.
— el Zambullista (@Zambullista) 24 de enero de 2017
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