1.
Hacia el presente convergen las conexiones que vienen del pasado (recuerdos) y las que vienen del futuro (proyectos, promesas, metas, etc.).
— el Zambullista (@Zambullista) 26 de agosto de 2016
Es igual de válido decir que divergen desde el presente, donde recojo la red con el pasado pescado y la vuelvo a tirar para seguir pescando.
— el Zambullista (@Zambullista) 26 de agosto de 2016
En el presente se hace lo que define al pasado y al futuro: recoger y arrojar la red; acumular recuerdos y esperar o perseguir experiencias.
— el Zambullista (@Zambullista) 26 de agosto de 2016
La convergencia ecuatorial desde los polos es el esqueleto de nuestra identidad, hecha de lo registrado, lo retenido y lo proyectado, ahora.
— el Zambullista (@Zambullista) 26 de agosto de 2016
Recuerdos y previsiones son lo mismo en diferentes hemisferios: una conexión simbólica con el ahora donde está toda mi existencia real.
— el Zambullista (@Zambullista) 26 de agosto de 2016
¿Porque son lo mismo es que se pierden a la vez? Si perdés la habilidad de ubicarte en el pasado, también la de proyectarte en el futuro.
— el Zambullista (@Zambullista) 27 de agosto de 2016
Sin la extensión al pasado y futuro, la identidad tramada por esas conexiones se reduciría al ahora del perpetuo estreno de mi existencia.
— el Zambullista (@Zambullista) 27 de agosto de 2016
2.
Uno está acostumbrado por el paso del tiempo a estar en situaciones diferentes cada vez, por mucho que se parezcan. Si el tiempo no pasara…
— el Zambullista (@Zambullista) 2 de agosto de 2016
…o si X no pudiera sentirlo pasar, habría una única situación, suelta, absoluta, sin conexión con anteriores, sin historia ni proyección.
— el Zambullista (@Zambullista) 3 de agosto de 2016
LA situación resulta de borrar las otras. Un observador externo la ve tenaz, no efímera: un "eterno resplandor de una mente sin recuerdos".
— el Zambullista (@Zambullista) 3 de agosto de 2016
Eso que un observador memorioso ve eterno y resplandeciente, para el desmemoriado no dura y oscurece.
— el Zambullista (@Zambullista) 6 de agosto de 2016
Dime de dónde miras y te diré qué ves.
Que el tiempo no pasa es la sensación de quien va perdiendo el registro del paso: registra y olvida, como escribir con un dedo sobre agua.
— el Zambullista (@Zambullista) 3 de agosto de 2016
O como moverse en el País de Nomeacuerdo, donde 3 pasitos son suficientes para perderse. Ahí las cosas son efímeras, tirando a instantáneas.
— el Zambullista (@Zambullista) 4 de agosto de 2016
Lo instantáneo es el límite de lo efímero. Una identidad efímera (una continuidad corta) aún es consistente; una instantánea es un oxímoron.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de agosto de 2016
Como una continuidad sin espesor temporal, de una sola fecha; una duración sin tiempo. No hay nada continuado ni a continuar. No hay viaje.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de agosto de 2016
3.
Perdidos pasado y futuro con la memoria, el presente –que consiste en su diferencia– queda como queda una frontera entre 2 países disueltos.
— el Zambullista (@Zambullista) 9 de agosto de 2016
Si no hay presente tan fantasmal como esa frontera, será que tampoco hay una ausencia absoluta de pasado y futuro en la mezcla.
— el Zambullista (@Zambullista) 9 de agosto de 2016
Otro límite.
No es falta total de pasado poder dar una respuesta, ni de futuro poder esperarla. Para dialogar se necesita una memoria superior a 0h0m0s.
— el Zambullista (@Zambullista) 12 de agosto de 2016
3.1
Nulo olvido, memoria total; o al revés. Si no hay sentido sin mezcla, las purezas son absurdos fantasmales (Ireneo Funes y Leonard Shelby).
— el Zambullista (@zambullista) febrero 2, 2015
Si el tiempo es flujo, la memoria es su sentido (enfermable y necesario para tener identidad, además de presencia). pic.twitter.com/JjrM1Q9uJg
— el Zambullista (@zambullista) febrero 4, 2015
La identidad es la descripción y el relato que hacemos de es@ que dice YO. Seguro no puede sobrevivirle a la conciencia. ¿Y a la memoria?
— el Zambullista (@zambullista) septiembre 14, 2015
3.2
Una identidad instantánea es la que deja un olvido inmediato; una que nunca acumula. Si proyecta, enseguida olvida qué. Sólo sabe que está.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de agosto de 2016
Saber qué es es más complejo. Involucra qué ha sido y qué espera ser. Saber que está aquí y ahora pide menos; con una memoria corta alcanza.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de agosto de 2016
No hay futuro adonde ir ni pasado del que venir, sino apenas una instantánea donde estar. Menos que eso, nos salimos del tiempo y del ser.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de enero de 2016
Y ya eso es poco. Es la mente del desmemoriado que pierde la habilidad simétrica de proyectar el futuro. Le queda por perder saber quién es.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de enero de 2016
Una fecha futura nos parecerá más remota cuanto más veces entre en ese lapso la antigüedad de nuestra memoria. Por eso cambia con los años.
— el Zambullista (@Zambullista) 11 de febrero de 2016
Y por eso con una memoria de antigüedad 0, que entra infinitas veces en el lapso aludido, toda fecha futura es no proyectable de tan remota.
— el Zambullista (@Zambullista) 15 de agosto de 2016
4.
—¿Qué es lo que más te molesta de perder la memoria?
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de agosto de 2016
—No consigo recordar lo que se siente al recordar.
Primo lejano:https://t.co/ieUeb38WDe
Tampoco experimentarlo. Esa fue su 1ª pérdida. Por eso lo que lamenta es no poder recordar la sensación (lo último a lo que podía aspirar).
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de agosto de 2016
No se puede tener la sensación de lo que no se puede experimentar. Pero aún se la puede recordar (o eso fantasea Edwin Honig, que no puede).
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de agosto de 2016
Recordar la sensación de recordar algo, que es recordar algo, ¿no la haría experimentar? Si lo lograse, Edwin mataría 2 pájaros de 1 tiro.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de agosto de 2016
Si es que no se los come antes una serpiente que se muerde la cola y compite con dicha puntería por ser la metáfora de esa autoimplicación.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de agosto de 2016
Imaginemos que el genio de la lámpara le concede a Edwin el deseo de poder recordar lo que se siente al recordar, pero ningún otro recuerdo.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de agosto de 2016
Recordar la sensación de recordar, y sólo eso. Como el dolor fantasma del brazo amputado, la sensación fantasma de la experiencia perdida.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de agosto de 2016
4.1
Si existe el recuerdo largo, me gustaría conocerlo –diría Edwin. Antes de eso, es sólo una palabra, como "rojo" para un ciego de nacimiento.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de agosto de 2016
Si el olvido lo borró todo, tampoco le consta que alguna vez tuvo la experiencia y la sensación de recordar. Desea conocerla, no recobrarla.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de agosto de 2016
Entre lo que el olvido se llevó, si fue todo, está el dato de haber conocido la experiencia de recordar, cuya sensación conjetura y anhela.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de agosto de 2016
"A veces sólo tomamos conciencia del ruido cuando se apaga" (En su justa medida - Acústica). Con la sensación de recordar pasa algo similar.
— el Zambullista (@Zambullista) 11 de agosto de 2016
Mientras podía recordar, no tomó conciencia de lo que se siente cuando sucede. Cuando ya no pudo, tomó conciencia de que algo debe sentirse.
— el Zambullista (@Zambullista) 11 de agosto de 2016
4.2
La sensación de recordar algo es como la de sentir el tiempo: para eso debe verse la misma cara en 2 momentos, no 2 caras; se debe conectar.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de agosto de 2016
Un anti-Funes padecería lo que Funes prefiere: ver 2 perros ahí donde 1 gira a las 3:15. Funes no quiere conectarlos y su antípoda no puede.
— el Zambullista (@Zambullista) 9 de agosto de 2016
O por exceso o por falta de memoria, ambos tienen su percepción alterada. Ven n identidades debutantes donde hay 1 identidad con n cambios.
— el Zambullista (@Zambullista) 10 de agosto de 2016
Entre las variedades de la sensación de hacer una conexión está la de recordar algo: conectar con un pasado: darle una historia a lo que es.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de agosto de 2016
O continuidad a una identidad, que en la débil o nula conexión de un desmemoriado siempre es primeriza (puede conocerla; reconocerla, no).
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de agosto de 2016
Leonard sabe quién es; tiene un relato de sí, un sentido de vida, un propósito –vengar a su esposa. Edwin no pudo darse ninguna continuidad.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de agosto de 2016
—Tardo tiempo en encajar lo que me dices con la cosa en sí.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de agosto de 2016
Pero lo hace. En cambio, para encajar con un recuerdo no le alcanza 1 eternidad.
Lo breve de una demora hace posible la conexión sincrónica signo-cosa. Lo largo de la otra aleja la conexión diacrónica estímulo-recuerdo.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de agosto de 2016
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