Mundos posibles



Mundo posible significa necesariamente mundo alternativo, es decir: mundo diferente al actual. La igualdad o identidad no es una alternativa; así, la noción de posibilidad (simultánea, paralela, como la de un mundo posible; o sucesiva, como la del futuro del mundo actual) implica la noción de diferencia. Hay, entonces, tantos mundos posibles como sitios de ausencia. En cada uno de los innumerables lugares donde no estoy, discurre un mundo posible en el que sí estoy ahí, donde soy una presencia.

Por comodidad, reduzcamos al mínimo esa multitud de mundos posibles; supongamos que hay uno solo. Imaginemos ahora un personaje que puede fijar la vista en el sitio exacto donde otro, si no estuviera donde está, estaría. Rellenemos un poco el argumento. X sabe que hay dos cafés que Z siempre confunde y la cita en uno de esos. Cuando X llega y no la encuentra, en lugar de ir a buscarla al otro café, entra. X vino a ejercitar su don y su deseo. Enseguida se sienta en la silla que se encuentra al lado de la que ocuparía Z si no estuviera donde está y espera que suceda la conexión prodigiosa de este mundo real con aquel otro posible. Cuando un rato después X se levanta de la silla y sale del bar, no debemos entender que ha abandonado. Lo que ha sucedido en verdad es que Z, en aquel mundo posible, se ha levantado de la silla y ha salido del bar. La añoranza, que empobrece el mundo real, impulsa a X a seguir a un fantasma. Aferrado a la ilusión de que un deseo pertinaz obre el milagro (y envanecido por pretender merecerlo), X acompaña toda la trayectoria de la ausencia de Z, que en el otro mundo ya lo está buscando en el otro café. Para bien o para mal de X, Z no tomaría para ir a un bar un camino que se cruce con el que toma para ir al otro.

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