El tiempo lingüístico y el juego temporal del español




VIDRIERA EN PREPARACIÓN

Si ves esta advertencia, es que el ensayo aún está en construcción. Yo esperaría a que no esté este cartel.



Parte 1
EL TIEMPO LINGÜÍSTICO


«...quisiéramos mostrar sobre todo que la lengua conceptualiza el tiempo de muy otro modo que la reflexión.»

«Más general y, por decirlo así, natural es otra confusión, que consiste en pensar que el sistema temporal de una lengua reproduce la naturaleza del tiempo "objetivo": así de intensa es la propensión a ver en la lengua el calco de la realidad. Las lenguas no nos ofrecen de hecho más que construcciones diversas de lo real, y quizá sea precisamente en la manera de elaborar un sistema temporal complejo donde más diverjan.»

«Tenemos que preguntarnos en qué nivel de la expresión lingüística podemos llegar a la noción del tiempo que informa necesariamente todas las lenguas, y luego cómo se caracteriza esta noción.»

E. Benveniste, "El lenguaje y la experiencia humana" (1965)



   PD 6/10/2024. Desde ayer retomé este ensayo, que hace 2 años y pico nació como un desprendimiento de otro, “Orientaciones”.
   Pero desde antes incluso de Zambullidas estoy con este tema, por razones laborales y con mucho disfrute. Después de insistir con gráficos basados en una línea de tiempo, la que hoy considero la mejor comprensión del sistema temporal del español (y de la base de cualquier otro) empezó cuando lo visualicé con un diagrama mejor. ¿O lo visualicé con un diagrama mejor cuando empezó?

§ 1. Fechas

   Los dos primeros epígrafes de Émile Benveniste hablan de dos nociones de tiempo, la cronológica y la lingüística, y dicen que son muy diferentes (para enfatizar que la segunda no calca ni reproduce a la primera e introducir que en vez de eso elabora / construye un «sistema temporal complejo»). El tercer epígrafe dice que el tiempo lingüístico es universal, o sea, que es el mismo para todas las lenguas. Empecemos por el tema de los dos primeros epígrafes.
   La reflexión conceptualiza el tiempo como una sucesión de momentos y lo grafica como una línea con marcas que son fechas: una cronología (la de tu existencia, la de la existencia de tu comunidad / sociedad / cultura / civilización, la de la existencia de tu universo, etcétera –por si esta última cronología no fuera la de la existencia de la existencia).
   Para ver cuán «muy de otro modo» la lengua conceptualiza el tiempo, alcanzará con mostrar cómo lo hace, es decir: cómo es el tiempo lingüístico, cuál es el dibujo de sus conexiones; la comparación con aquella línea hablará por sí sola. Empecemos por este segundo término de la comparación.
   Lengua y realidad son contempladas justo cuando más divergen. Nunca será más difícil «ver en la lengua el calco de la realidad» que viendo «la manera de elaborar un sistema temporal complejo» que tiene y que no tendría si fuera un calco, o sea, si reprodujera «la naturaleza del tiempo “objetivo”», que «es el tiempo físico del mundo», que «es un continuo uniforme, infinito, lineal, segmentable a voluntad» e irreversible («Nuestro tiempo vivido corre sin fin y sin retorno»).
   Las desorientaciones en el tiempo que pueda tener alguien que no sabe en qué día de la semana está, o en qué mes o en qué año, ocurren en el tiempo cronológico. Mientras la memoria te funciona bien, te orientás en ese carril sin reversa con fechas, hitos y un USTED ESTÁ AQUÍ (o simplemente un VOS), que es el dato que perdés cuando la memoria no te funciona bien.
   Y junto con el dato perdés también la distancia relativa a la que estás de esas fechas e hitos (tanto del pasado retenido como del futuro agendado):
   ¿Y quién sos VOS? VOS sos quien Habla; ponele que ese es tu rol y tu momento actual; ponele que te preceden 4 hitos y que proyectás tener al menos 3 más:


   Ahí donde estás, ya cumpliste el primero de una serie de 3 hitos vitalistas, que también es un hito de tu genealogía, como los 3 anteriores a ese. El segundo y el tercero vitalistas están proyectados, al igual que el siguiente hito (con la diferencia de que a la muerte seguro vas a llegar, pero a plantar un árbol y a escribir un libro, andá a saber).

§ 2. Flechas

   Como sea, esta no es la única orientación temporal que tenés, aunque quizás sea la única que puedas perder sin haber perdido el lenguaje. Otra que tenés (o que tiene la lengua que hablás) es la orientación inherente al tiempo lingüístico. Alguien perdido en el tiempo cronológico no la pierde: no sabrá en qué día está, pero conserva el manejo del «sistema temporal» de su lengua, el uso de tiempos verbales y adverbios temporales, entre otros deícticos.

   Los deícticos son palabras referenciadas con el momento y el lugar del habla, como estas de Messi en el video que grabó en Miami para que se pasara en el Estadio Centenario en la despedida de Luis Suárez de la Selección uruguaya (6/9/2024):
“Se termina una etapa de tu carrera muy importante, pero quedan muchos años de fútbol y yo estoy feliz de que sean acá. (...) Espero que disfrutes de esa noche, junto a tus seres queridos y a toda esa gente que siempre tuviste tan cerca.”
   Si Messi hubiera hablado como si estuviera en el allá y entonces de Suárez, habría dicho allá, estés disfrutando, esta (noche) y esta (gente).

   Los eventos parteaguas, hitos que son los puntos de referencia del tiempo cronológico, están clavados en tu línea de tiempo personal o en una de tu sociedad. En cambio, el punto de referencia del tiempo lingüístico, H, se mueve en esa línea como «el árbol (...) en una avenida»: repitiéndose (cita de “Nadie encendía las lámparas”, cuento de Felisberto Hernández). La ilusión cinética consiste en que
    cada USTED ESTÁ AQUÍ de esa navegación unidimensional y unidireccional,
    cada VOS en «el acto de la palabra, el momento de proferirse el verbo» (escribe Andrés Bello en 1847),
    cada momento del habla
es también el momento de referencia respecto del cual hay momentos anteriores, simultáneos y posteriores.

   En el mismo artículo de los epígrafes, Benveniste tambíen escribe: «Lo que tiene de singular el tiempo lingüístico es que está orgánicamente ligado al ejercicio de la palabra».
   Es cierto que el primer punto de referencia normalmente es el momento del habla o de la escritura (llamándolo momento o presente de enunciación cubrimos ambas posibilidades). Pero no siempre. También puede serlo el momento de la escucha o de la lectura, como en algunas grabaciones o cartas: Seguramente vos ahora te estás preguntando por qué te grabé / escribí esto...*

   Puede parecer (y les pudo parecer a quienes estaban esa noche en el Estadio Centenario, incluido el homenajeado) que haya algo así en el fragmento que recorté del video grabado por Messi para la despedida de Suárez. Pero no. Argumento por qué.
   Dice Messi al principio del recorte: “Sólo espero que disfrutes de este homenaje que te están haciendo”. Si mientras le hablaba a la cámara que lo grababa Messi se hubiera puesto en los botines de Suárez, en su aquí y ahora (horas o días después, Montevideo en vez de Miami), no habría dicho “Espero que disfrutes...” (el disfrute puede ser simultáneo o posterior al deseo), sino “Espero que estés disfrutando...” (el disfrute es simultáneo al deseo). Y en cuanto a la continuación “...de este homenaje que te están haciendo”, Messi no está hablando de la situación que –piensa que– rodeará a la reproducción de su video en el Centenario; está hablando de su situación mientras lo graba en Miami, como si dijera: “Espero que, cuando lo veas, disfrutes de este homenaje que te está haciendo para esa noche la gente que está armándolo y para la que estoy grabando este video” (a veces Messi habla raro).

   En definitiva, el primer punto de referencia (punto cero o de origen del sistema temporal) es el momento de un Yo emito (muy mayoritariamente) o el de un Vos recibís (muy minoritariamente): un presente de envío o uno de recepción (de una señal o un mensaje). Sin comunicación no habría tiempo lingüístico. (A Bajtín le gusta esto.)

   Si ahí terminara todo, para graficar el tiempo lingüístico sería suficiente una línea horizontal sin límites y con 4 marcas: la referencia, la anterioridad, la simultaneidad y la posterioridad. Es lo que hacen, «provisionalmente», Guillermo Rojo y Alexandre Veiga en “El tiempo verbal. Los tiempos simples”, que es el capítulo 44 de la Gramática descriptiva de la lengua española, dirigida por Ignacio Bosque y Violeta Demonte (RAE / Espasa Calpe, Madrid, 1999; página 2.874):


   Pero la cosa no sólo no termina ahí, sino que recién empieza: cada uno de esos tres momentos orientados funciona a su vez como momento de referencia para otros tres, cada uno de los cuales funciona a su vez como momento de referencia para otros tres, cada uno de los cuales...
   Hasta acá, hasta este «encadenamiento de una serie teóricamente ilimitada de escalones» (el subrayado es mío), llegan Rojo y Veiga en ese escrito. Pero antes de verlos llegar, conviene verlos pasar por las fórmulas que les dan –Bull y Klum mediante– a las primeras relaciones temporales; copio de la página 2.876:

«...un acontecimiento puede ser considerado anterior, simultáneo o posterior a otro. Siguiendo la línea de Bull (1960: 20 y ss.) y Klum (1961), podemos contemplar estas relaciones temporales como vectores (V) y convenir en que –V simboliza la anterioridad, oV la simulteneidad y +V la posterioridad. Si llamamos O (de 'origen') al punto central de todas las relaciones, tendremos que las tres relaciones inicialmente posibles de un acontecimiento con el punto cero son simbolizables mediante las fórmulas O–V para lo anterior al origen, OoV para lo simultáneo al origen y O+V para lo posterior al origen.13


13 Las fórmulas pueden parecer complicadas al principio, pero resultan de gran ayuda y utilidad para la plasmación de las relaciones temporales. Deben ser leídas de derecha a izquierda respetando las convenciones indicadas. Así, O–V se refiere a un acontecimiento que es anterior (–V) al origen (O). Una fórmula un poco más complicada como (O–V)+V se refiere a un acontecimiento que es posterior (+V) a otro acontecimiento que, a su vez, es anterior (–V) al origen (O).
»

   Es curioso que, a pesar de «contemplar estas relaciones temporales como vectores», en la página siguiente Rojo y Veiga insistan en graficarlas con líneas de tiempo, en vez de vectores literales (o en todo caso no horizontales, como son esas flechas paralelas a izquierda y derecha de O y de las S'):


   Lo vectorial pasó de la teoría a las fórmulas, pero no al diagrama. Rojo y Veiga le encargaron su expresión a la semántica de las iniciales O, A, S, P, A', S', P', y tal vez a una diagramación que falló (o que por alguna razón que no imagino eligió no alinear las S' con la A, la S y la P de arriba, como la S está alineada con la O).

§ 2.1 El nuevo diagrama

   Para graficar las relaciones temporales con y como lo que son –vectores–, empecemos por borrar todas las líneas horizontales del gráfico 44.3 y por convertir todas las letras en puntos (que no representarán acontecimientos, sino momentos). Con 1 grado más de «encadenamiento» y una distancia entre grados que decrece (cual palo cortado por Hui Shih, sofista chino del siglo III a.C.), el gráfico expandido y depurado se ve así:


   Ahora sólo resta convertir esos puntos –salvo el primero, el solitario de arriba– en vectores de anterioridad (A, A', A'', A''', ...), simultaneidad (S, S', S'', S''', ...) y posterioridad (P, P', P'', P''', ...). Todos convergen en O, que por costumbre voy a seguir llamando H (y porque es más descriptivo que O, que sólo nos dice que es el primer momento de referencia, no cuál es normalmente). Y voy a usar unas fórmulas alternativas para «la plasmación de las relaciones temporales»: 'encadenamientos' de A, S, P que terminarán en H, pero sin sus primas, dobles primas, triples primas, etc., que además de engorrosas son innecesarias.
   Lo último antes de ir al nuevo diagrama. Visto de afuera, el hablar es un hecho como cualquier otro que podamos localizar en una línea de tiempo, y como tal es marcable: fechable. Visto por dentro, para Benveniste «este presente, en tanto función del discurso, no puede ser localizado en una división particular del tiempo crónico, porque admite todas y no exige ninguna» (como el guardián de “Ante la ley” con las cosas que le da el campesino para que lo deje pasar).
   Luego, el nada selectivo momento del habla (H), alojado en cualquier división particular del tiempo cronológico, participa a la vez de la virtualidad del tiempo lingüístico, que "cuelga" de él. El resultado es esta topografía del tiempo lingüístico (¿cronografía?) con esta toponimia (¿crononimia?) alternativa, este mapa de momentos orientados y etiquetados con la ruta vectorial de su orientación, el sendero de flechas que los define (desde el nivel 2):


§ 2.2 Tres tipos de nombres

   Cada letra de uno de estos nombres es un tramo del trayecto que hay desde cualquier momento al momento del habla; la orientación o relación temporal es el trayecto completo. Como con un archivo en una subcarpeta de la PC, el nombre de un momento es la ruta –o path– de su ubicación en el mapa; nombra el camino que hay entre ese momento y H, que es único (no hay dos caminos iguales, como tampoco dos fórmulas idénticas).
   Si leemos un nombre de estos de izquierda a derecha, subimos en el mapa (hasta H); si lo leemos de derecha a izquierda, bajamos (desde H). Con las fórmulas de Rojo y Veiga es al revés: leídas de izquierda a derecha, bajamos en el mapa (desde O); leídas de derecha a izquierda, subimos (hasta O).
   «Deben ser leídas de derecha a izquierda», dicen Rojo y Veiga en la ya citada nota al pie #13, de la página 2.876. El barrido de la lectura empieza por lo que llaman el «vector primario» y, si no hay otros entre este y O, ahí termina; si hay, sigue por lo que llaman el «punto de referencia», formado por la secuencia de esos otros vectores hasta el que llaman «vector originario», que es el que conecta directamente con O (origen del sistema de referencias –es la primera– y destino –inmediato o mediato– de todos los vectores, la Roma a la que todos los caminos conducen).
   Si bien estas fórmulas se vuelven engorrosas más rápido que los nombres hechos de iniciales, son igualmente idóneas para identificar cualquier punto del mapa:


   Una tercera identificación de cada momento orientado es, a igual nivel, más intuitiva que las dos anteriores e igual de precisa. Me refiero a la que consiguen los nombres hechos con combos de 3 prefijos (ante, co, pos) y 3 bases (pretérito, presente, futuro). Por ejemplo: además de identificar un momento usando la fórmula (O–V)+V) o el acrónimo PAH, podemos identificarlo usando el nombre pos-pretérito. Ahora un ejemplo con 2 prefijos y 1 base (o sea, de nivel 3): además de la fórmula ((O–V)+V)–V o el acrónimo APAH, podemos identificar ese momento usando el nombre ante-pos-pretérito.
   Igual de descriptiva y precisa, quizás más intuitiva o inteligible, pero bastante más larga, es la denominación que resulta de desplegar el acrónimo según las referencias del diagrama; el segundo de los ejemplos se llamaría así: un momento anterior a un momento posterior a un momento anterior al momento del habla (lo mismo si "leyéramos" la fórmula ((O–V)+V)–V : un vector de anterioridad a un vector de posterioridad a un vector de anterioridad al momento del origen).

   Aunque en la Parte 2 veremos esta relación temporal de tres tramos en el contexto y el marco del sistema verbal del español, para ubicarnos mejor ahora puede ser útil dar un ejemplo anotado:

Terminada la lluvia, Juan pensó [momento anterior al ahora en que digo esto: AH / O–V] que para el viernes a la noche [momento posterior a ese momento anterior: PAH / (O–V)+V]*
Que todo verbo conjugado identifique una posición temporal no significa que toda posición temporal esté identificada por un verbo conjugado. Otros recursos también pueden –y suelen– cumplir esa función, como en este caso la expresión de sentido adverbial «para el viernes a la noche».
el agua habría bajado del todo [momento anterior a ese momento posterior a aquel momento anterior al del habla: APAH / ((O–V)+V)–V].

   En el ejemplo, «habría bajado» identifica / significa / señala una relación temporal de ante-pos-pretérito; en la variante siguiente, una de ante-pos-pos-pretérito:

El lunes Juan pensó [momento anterior al ahora en que digo esto: AH / O–V] que el miércoles le dirían [momento posterior a ese momento anterior: PAH / (O–V)+V] que para el viernes a la noche [momento posterior a ese momento posterior a ese momento anterior: PPAH / ((O–V)+V)+V] el agua habría bajado del todo [momento anterior –con efectos simultáneos– a ese momento posterior a ese momento posterior a ese momento anterior al del habla: APPAH / (((O–V)+V)+V)–V].

   ¿Con qué criterio podríamos darle al tiempo verbal de «habría bajado» el nombre de una de estas dos relaciones temporales, siendo que identifica a ambas por igual?

   Recapitulemos. Cada momento de la línea cronológica dispone de las posibilidades temporales que grafica el mapa. Cuando en algún punto de tu cronología hablás, creás un espacio conceptual en el que todos los momentos, excepto el primero (referencia no referenciada, ya que no motor inmóvil), pueden tener el rol de punto de partida de una flecha (momento referenciado como anterior, simultáneo o posterior a otro) y el rol de punto de llegada de otras tres flechas (momento de referencia).
   Te orientás en ese mapa temporal inconscientemente, por el mero hecho de hablar tu lengua natal o cualquier otra que domines (una prueba de cuánto la dominás es cuánto te orientás usándola, cuánto sabés jugar como juega esa lengua en el tablero común a todas, para ir rozando el tercer epígrafe de Benveniste).
   Sigamos recapitulando. En el tiempo cronológico, los eventos y estados se localizan; en el lingüístico, se orientan. El tiempo cronológico está hecho de fechas; el lingüístico, de flechas. Las fechas se identifican con marcas en una línea temporal; las flechas, con fórmulas o nombres analíticos en un jardín de senderos que se trifurcan.

§ 2.3 Otro fractal

   La trifurcación es la iteración fractal de 4 momentos (1 de referencia y 3 posicionamientos) a lo ancho de cada nivel o grado de la progresión geométrica ilimitada. En loop, y con el salto del tiempo cronológico al tiempo lingüístico en cada «acto de la palabra», los tres primeros pasos de la progresión se ven así:


   Si hace guau-guau, tiene 4 patas y mueve la cola cuando está contento, es un perro. Si se repite a diferentes escalas (o sea, si es autosimilar) y se construye aplicando cada vez la misma operación al resultado de la aplicación anterior, es un fractal. De hecho, los diseños de arriba los hice recortándolos de este otro (sacrifiqué 1 nivel para reducir dos tercios el ancho del diagrama):


   El resultado puede metaforizarse / interpretarse como el mapa de momentos orientados del tiempo lingüístico, por ejemplo; o como el menú de momentos orientados posibles / disponibles para que cada idioma los pinte como le pinte (en breve, la paleta de colores del español); o como el tablero sobre el que cada lengua jugará sus fichas coloridas (en breve, el colorido juego temporal del español); etc.

§ 2.3.1 Breve digresión de aritmética transfinita

   Si hay un hecho sagrado en medio de estas interpretaciones no-tan-libres, es el crecimiento exponencial del mapa / menú / tablero, al ritmo de una progresión geométrica de base 3: hay 1 momento de referencia en el nivel 0 (30 = 1), 3 en el nivel 1 (31), 9 en el 2 (32), 27 en el 3 (33), etc.
   El nivel límite de la serie infinita 30, 31, 32, 33..., que es 3o, participa como tal de la serie de trifurcaciones pero no pertenece a la serie: no es uno de sus niveles con un número finito de momentos de referencia, ya que en él hay infinitos: 3o.
   Si 3o es tan superior a ℵo como lo es 2o, tampoco pertenecería a la serie de niveles con ℵo momentos de referencia (que es la cardinalidad del conjunto de números naturales, o de sus equivalentes funescos).
   3o es el sumando límite y a la vez es el resultado de la suma infinita –de infinitos niveles que progresan geométricamente– de potencias con base 3 y exponentes en progresión aritmética.

§ 2.4 Arquitectura y urbanismo

   Una arquitectura con ese diseño podría empezar en el interior de una torre medieval hexagonal con 3 puertas (se accedió a la torre por una puerta a nivel del suelo y a su interior de media altura por una escalera). Cada puerta da a un largo puente que lleva a otra torre hexagonal, que a su vez tiene otros 3 puentes a sendas torres nuevas, etc.
   Por default, las puertas están cerradas; se abren para permitir la peregrinación hasta la primera torre, desde las tres siguientes (una o dos por vez) o desde cualquiera de las lejanas. Así, la fórmula ((O–V)+V)–V o el acrónimo APAH o el nombre analítico ante-pos-pretérito ahora describen la trayectoria sinuosa de unos peregrinos que transitan puentes y atraviesan torres medievales hexagonales hasta llegar a su torre Roma. Llegan con información (de la ubicación) de la que está en el otro extremo, en la torre de origen de la peregrinación.
   Si pasamos esa arquitectura a un grafo, con la primera torre arriba, todas las que estén debajo de ella (o sea, todas las demás) tienen 4 puentes: 1 del que partir, queridos peregrinos, y 3 de los que provenir. (Parece el ascenso del agua y los nutrientes por capilaridad, desde las raíces hasta las hojas del árbol.)

   Más que la arquitectura de un edificio, es una urbanización expansiva de torres conectadas de ese modo específico, sin que se sepa muy bien para qué (si jugamos a olvidar que está emulando al diagrama del tiempo lingüístico). En cambio, las torres medievales reales (incluso hexagonales) no se expandían desde una de ellas, sino que se distribuían perimetralmente; eran defensivas y no se comunicaban a través de largos y lentos puentes, sino por señales visuales, que viajaban a la velocidad de la luz. Por ejemplo, las torres de la ciudad amurallada de Tudela (Navarra, España).

Recorte de una captura de pantalla del blog Castillos Españoles

   Las torres imaginarias y las reales difieren también en sus vasos comunicantes: toda comunicación visual entre las torres de Tudela es lateral, conexión que no existe entre las imaginarias: entre las 3n de un mismo nivel o grado n no hay puentes por los que puedan circular peregrinos.
   El esquema sería el mismo si reemplazáramos los puentes por señales visuales, que circularían en lugar de los peregrinos hacia la torre Roma. Pero esta no sería su única dirección. Como sistema de vigilancia, al igual que el montado alrededor de Tudela, duplica el sentido de circulación: se otean enemigos hacia adelante (mirando a izquierda, centro y derecha), se comunica lo oteado hacia atrás (hacia donde está la torre Roma o al interior de la ciudad que está protegiendo).

§ 2.4.1 Versión perspectivista del mapa de momentos

   Análogo a ese otear sería una versión perspectivista del mapa de momentos que hiciera de cada uno un mirador hacia otros tres, lo que daría vuelta las flechas de la versión orientacionista que vengo usando:


   Lo que en la otra versión eran puntos de referencia, en esta son puntos de vista. Lo que allá era ante, co, pos, acá es, desde cada mirador, otear al frente, a un lado o al otro (y navegando el río del tiempo sería mirar atrás, al costado o adelante). Dicho de otra manera, cada uno de esos sitios oteados es un mirador desde el cual triotear de nuevo.
   Acá la distancia entre fila y fila de torres no decrece: es la misma, que es hasta donde se llega a ver desde cada mirador. Si se quiere ver más allá, ver qué se ve desde allá a izquierda, centro y derecha, hay que trasladarse. Temporalizándolo, desde hoy podés ver lo que pasó ayer; pero para ver lo que había pasado antes de ayer o lo que pasaba ayer o lo que pasaría después de ayer, debés ir a ayer.
   Acá el punto de vista se desplaza desde la torre amoR hasta la que sea necesaria. Temporalizándolo, el punto de vista es el «vector primario» de Rojo y Veiga, ahí donde a un momento sólo se lo referencia como anterior, simultáneo o posterior a otro, sin usarlo de momento de referencia para otros tres (sólo se lo mira, sin usarlo de mirador).
   Acá una fórmula como PAH o (O-V)+V, o un nombre analítico como pos-pretérito, puede ser tanto una instrucción del recorrido a hacer como un registro del recorrido que hizo el punto de vista. Primero vas (fui) a la torre que tenés (que tenía) en diagonal a tu (mi) derecha, y desde ahí me decís (te dije) qué tenés (qué tenía) en diagonal a tu (mi) izquierda. Temporalizándolo, desde el presente de enunciación (H) vas al pasado (AH) y me decís el futuro de ese momento (PAH), no el de este (PH).
   Al tiempo lingüístico no le afecta la inversión del sentido de sus vectores, según se lo metaforice como un juego de orientaciones o como uno de perspectivas (o sea, según las flechas sean dedos apuntando u ojos mirando).

§ 2.5 Experimento literario

   Una experimentación literaria con el diseño trifurcante del mapa de momentos es, por ejemplo, «la “novela regresiva, ramificada” April March», cuyo autor es el protagonista del cuento de Borges “Examen de la obra de Herbert Quain”:
«Trece capítulos integran la obra. El primero refiere el ambiguo diálogo de unos desconocidos en un andén. El segundo refiere los sucesos de la víspera del primero. El tercero, también retrógrado, refiere los sucesos de otra posible víspera del primero; el cuarto, los de otra. Cada una de esas tres vísperas (que rigurosamente se excluyen) se ramifica en otras tres vísperas, de índole muy diversa. (...) Quizá un esquema ayude a comprender la estructura.»


   Acá también se transita en las dos direcciones: los capítulos avanzan del 1 al 13 y sus historias retroceden de x n (tres vísperas de alguna de las tres vísperas de un hecho) a y n (tres vísperas del hecho) a z (el hecho, «el ambiguo diálogo de unos desconocidos en un andén»).
   Entre este diagrama y el del tiempo lingüístico no hay diferencias de «estructura», pero sí menores. La menos relevante es la orientación del esquema (acostado en vez de colgante). Le sigue la diferencia abismal entre la finitud realizada de 13 capítulos en 2 niveles y la infinitud virtual de niveles y flechas. Pero por abismal que sea cardinalmente esta diferencia, es menor porque esa infinitud está insinuada en esos 2 niveles, que son sólo dos porque Herbert Quain era vago (?) y no son infinitos porque era humano (un novelista divino o angélico tendría con qué intentarlo).
   La mayor de las menores diferencias es la que hay entre la «índole muy diversa» de las vísperas y la monotonía de las únicas 3 clases de vectores (–V, oV, +V / A, S, P), repetidos ad infinitum. ¿Y entonces por qué es una diferencia menor? Por la combinación de dos razones: porque decir que las vísperas «rigurosamente se excluyen» es un modo enfático de decir que no hay dos iguales (sean muy o poco diversas) y porque lo que importa no son las clases sino las secuencias de vectores, de las que tampoco hay dos iguales entre las infinitas que hay (cantidad que empequeñece no sólo a las 12 vísperas de April March, sino también a los 251.312.000 libros entre los que no hay dos iguales en cada período de la periódicamente infinita Biblioteca de Babel).

§ 3. Para todas las lenguas

   Llegamos al tema del tercer epígrafe de Benveniste. Creo que este jardín de senderos que se trifurcan es «la noción del tiempo que informa necesariamente todas las lenguas». Si el mapa de momentos orientados vale para todas las lenguas cuyos sistemas temporales manejen las relaciones básicas de anterior a, simultáneo a y posterior a, la pregunta es cómo hace cada una de esas lenguas para pulsar todas esas orientaciones / flechas, virtualmente infinitas.
   Los gestores y usuarios de esos idiomas son, como Herbert Quain, humanos. Por esta limitación, lo harán usando un elenco reducido de actores (unos pocos tiempos verbales, por ejemplo), al igual que con el sistema decimal contamos indefinidamente usando sólo diez dígitos (o sólo dos, 0 y 1, con el sistema binario), y al igual que usando sólo «veinticinco símbolos» («dos signos» de puntuación –la coma y el punto–, «el espacio y las veintidós letras del alfabeto») se pueden hacer 251.312.000 libros distintos en la «ilimitada y periódica» Biblioteca de Babel (que «sólo puede ser obra de un dios»).
   Al igual y por la misma razón: porque no disponemos de energías ilimitadas, como serían (o deberían ser) las de ese «precursor del superhombre» que es Funes el memorioso, y las «de las divinidades y de los ángeles», seres suprahumanos que también usan un sistema de numeración de base infinita («un vocabulario infinito para la serie natural de los números»).
   Así como Funes y las divinidades y los ángeles le dan un signo inanalizable a cada cardinalidad, un sistema temporal de infinitos tiempos verbales le daría uno a cada una de las infinitas relaciones temporales –lo que convertiría al «sistema» en una «rapsodia de voces inconexas». Bien podría ser la información temporal de los verbos de un idioma omniespecífico, acompañada en cada desinencia por las informaciones de todas las circunstancias involucradas, directa o indirectamente.
   Por debajo de los imaginarios usuarios divinos, angélicos o precursores del superhombre, estamos los hiperrealistas usuarios humanos. Para identificar esa infinitud de relaciones, los sistemas temporales de nuestras lenguas naturales se las arreglan con un puñado de tiempos verbales y otro de adverbios de tiempo ("ayer", "hoy", "[en ese] entonces", "ahora", ...) y expresiones nominales afines ("el lunes", "este día", "la década pasada", "este instante", ...). Veamos cómo se las arregla el español.


Parte 2
EL JUEGO TEMPORAL DEL ESPAÑOL


§ 4. Del tablero y las piezas del juego

   Como se tiene un kit de mechas para montar en una agujereadora, en español se tiene un kit de desinencias para montar en una raíz verbal (por ejemplo, yo cant-o, vos cant-ás, usted/él/ella cant-a, etcétera). La conjugación completa de un verbo es el montaje de todas las desinencias en su raíz (algunos montajes serán regulares –no cambian ni la raíz ni la desinencia– y otros irregulares –cambia la raíz y/o la desinencia–). El paradigma verbal es el conjunto de todas las conjugaciones de todos los verbos.
   A una de las informaciones que damos con un verbo conjugado la llamamos tiempo o temporalidad. Al igual que las velocidades, las fuerzas o las aceleraciones, la temporalidad verbal es vectorial, como venimos viendo; o sea, identifica una relación de anterioridad, simultaneidad o posterioridad con un momento de referencia.
   En el Modo Indicativo, los tiempos verbales son diez, 5 simples y 5 compuestos (para Rojo y Veiga son nueve, porque dicen que uno de esos tiempos compuestos ya no forma parte del español). Como sea, la ratio tiempos verbales / relaciones temporales no es de uno a una, sino de uno a muchas: cada tiempo verbal da cuenta de una infinidad de relaciones temporales. ¿Cuántas y cómo?

   ¿Cuántas? Tantas como las de los diez tiempos juntos, ya que n × ℵo = ℵo, sea n un 1, un 10 o un googolplex. El sistema temporal no es ajeno a la magia de la artimética transfinita.
   ¿Cómo? Cada uno de los diez tiempos verbales dice su debut y su rutina, su patrón de iteración fractal en la identificación de las relaciones temporales. En breve veremos los patrones de los tiempos verbales en el Modo Indicativo y en el Modo Subjuntivo.

   Aunque ningún usuario la haya necesitado, necesite o vaya a necesitar jamás, aunque al hablar no nos alejemos mucho de su borde (y ya 5 niveles son muchos), ahí está la infinitud virtual de relaciones temporales, siempre disponible.
   Interpretado de cierta manera, decir que un tiempo verbal identifica (o expresa) una o infinitas relaciones temporales puede dar a entender que el mapa de momentos preexiste al juego lingüístico que lo tiene de tablero. Si me preguntan, me convence más entender ese vínculo como el que tienen el tablero y las piezas de ajedrez: ni las piezas preexisten al tablero ni el tablero a las piezas; ninguno de los dos tiene sentido sin el otro.
   Acá el juego consiste en asignar formas verbales a las relaciones temporales pintándolas de 1 color por tiempo verbal en cada tablero. El 'reglamento' del juego es el «sistema temporal» de cada lengua. Veamos cómo pinta el español y en qué tableros.

§ 5. Los nombres según Bello y la RAE

   Empecemos por el tablero de lo que Andrés Bello, en el capítulo XXVIII (“Significado de los tiempos”) de su Gramática de la lengua castellana (Primera edición: Santiago de Chile, Imprenta del Progreso, 1847), llama el «significado fundamental» de las formas indicativas, aquel por el que reciben sus nombres.
   En este primer tablero, si pintamos del mismo color todas las flechas identificadas por un mismo tiempo verbal, el mapa de momentos se verá así en sus primeros 3 niveles (o 4, si se cliquea en la imagen):


   Después veremos por qué usé 8 y no 10 colores. Primero vayamos a la cuestión de los nombres verbales de lo negro, lo azul, lo verde, lo rojo, y sus tonos claros: lo gris, lo celeste, lo verde agua, lo rosa.

   Antes que la infinitud potencial de orientaciones, la mera pluralidad de las que puede indentificar / significar / señalar un tiempo verbal malogra el proyecto de darle un nombre temporalmente descriptivo y descriptivamente unívoco. Tal proyecto presupone que cada tiempo verbal a bautizar identifica / significa / señala 1 relación temporal, de la que tomaría su nombre.
   Adiós, presuposición. ¿Adiós, nombre descriptivo? Como «breve fórmula que (...) determina con toda exactitud el significado» del tiempo verbal, sí. Pero hay una opción: o describimos un conjunto de relaciones temporales, que es lo que identifica cada tiempo verbal, o procuramos una versión débil de un nombre descriptivo, que habla de una (no la) orientación identificada. Procuremos.
   Habiendo más de 1, no hay una única relación temporal significada, pero sí una primera: la más cercana a H de las muchas que tienen el mismo color. Por eso, propongo darle a cada tiempo verbal el nombre de la primera relación que identifica / significa / señala. (Por supuesto, también hay una segunda relación, una tercera, etc.; bautizar con la primera es tan convencional como con cualquier otra, pero puede ser más práctico.)

   Como veremos, los nombres obtenidos con este criterio no difieren mucho de los nombres obtenidos con el criterio de Andrés Bello o su versión modificada por Rojo y Veiga. No es raro que seleccionen parecido quienes creen que ahí hay una única relación temporal por tiempo verbal y quienes buscan la primera de una serie potencialmente infinita: sólo una es la única, sólo una es la primera (no de una cronología, sino de un conjunto, por lo que nunca estuvo sola; la primogénita de una familia numerosa, en cambio, antes de ser la primera de 2 fue hija única).

   Andrés Bello fue el creador de aquellos nombres hechos con 3 prefijos y 3 bases que presenté en § 2.2 como alternativa a las fórmulas de Rojo y Veiga (o a las que armé con un alfabeto de 4 letras) para designar relaciones temporales. Él, en cambio, los usó para designar tiempos verbales: los diez del Modo Indicativo en su «significado fundamental» («uso recto», para Rojo y Veiga). Pero asumo que lo hizo con el convencimiento de estar dándole a cada uno el nombre de la relación temporal de la que es signo.
   Es decir que, para él, Ante-pos-pretérito era tanto el nombre de la relación temporal como el del tiempo verbal dedicado a identificarla / significarla / señalarla, llamado por la RAE Condicional Compuesto ('habría cantado'). En el parágrafo 637 de su Gramática..., Bello explica la razón del nombre tripartito y su carácter de «breve fórmula» temporal:

«637. La nomenclatura de que yo me sirvo tiene dos ventajas. En primer lugar, las palabras de que se compone el tiempo del verbo indican el nombre que debe dársele: en habría cantado, por ejemplo, el participio denota que el nombre del tiempo debe principiar por la partícula ante, y siendo el tiempo del auxiliar un pos-pretérito, debemos añadir a dicha partícula estos dos elementos: habría cantado será pues un ante-pos-pretérito. Y en segundo lugar, cada denominación así formada es una breve fórmula que, como veremos, determina con toda exactitud el significado de la forma compuesta.»

   Un poco de contexto, tarde pero seguro. Bello viene de enumerar, en § 636, los distintos nombres (hechos con distintos criterios) que recibieron los tiempos verbales. Y antes, en § 635, venía de darles sus nombres nuevos a las formas compuestas, la mitad que le faltaba (y las nombra en un solo movimiento, con una regla de formación).
   Frente al derroche energético de metabolizar un combo de criterios específico para cada nombre, Bello propone ahorrar energías usando un mismo criterio para todos, que en su caso es el temporal. Consigue un conjunto coherente –un sistema– de nombres, mientras los tradicionales y sus variantes tienen poca o nula conexión entre sí, como los items de una lista.
   ¿Y cómo es ese criterio temporal que da nombres fórmula? Para responder esta pregunta, volvamos del contexto y hagámonos otra sobre el texto. ¿Por qué «el participio denota que el nombre del tiempo debe principiar por la partícula ante»? Porque, como había dicho Bello en § 635, «el tiempo significado por la forma compuesta es anterior al tiempo del auxiliar». Pero lo es sólo porque el tiempo del auxiliar es el mismo que el de la forma simple, respecto de la cual es realmente anterior la forma compuesta que se le asocia (y no respecto de una parte suya, el auxiliar haber).
   Lo que un nombre como Ante-pos-pretérito está diciendo es que su temporalidad es anterior a la de un Pos-pretérito –provenga éste de sus entrañas ('habría') o provenga de su pareja en el «paralelismo riguroso» ('cantaría'). Está diciendo lo que cualquier forma compuesta diría de la forma simple en la que está su auxiliar haber o con la que está emparejada.
   Estas son las cinco correlaciones de Bello, en el mismo orden en que fue exponiendo los tiempos compuestos y con los diez nombres del Modo Indicativo entre corchetes:
    1) he cantado [Ante-presente] es anterior a canto [Presente]: "María canta lo que le han cantado de chica";
    2) hube cantado [Ante-pretérito] es anterior a canté [Pretérito]: "Cuando María hubo cantado su parte, Estela cantó la suya";
    3) habré cantado [Ante-futuro] es anterior a cantaré [Futuro]: "El martes cantará las canciones que habrá aprendido el lunes";
    4) había cantado [Ante-co-pretérito] es anterior a cantaba [Co-pretérito]: "María cantaba lo que le habían cantado de chica";
    5) habría cantado [Ante-pos-pretérito] es anterior a cantaría [Pos-pretérito]: "El sábado prometió que el martes cantaría las canciones que habría aprendido el lunes".

   Esta anterioridad es el sentido temporal que le da o le encuentra Bello a ese emparejamiento de formas simples con compuestas. De este «paralelismo riguroso» (entiendo que lo llaman así para decir que es rígido, poco adaptable a la realidad, a «los mismísimos hechos lingüísticos»), a Rojo y Veiga les cabe repetir lo que declaró el narrador de “Examen de la obra de Herbert Quain” de la «estructura» de April March:

«De esta estructura cabe repetir lo que declaró Schopenhauer de las doce categorías kantianas: todo lo sacrifica a un furor simétrico».

   Como es idéntica a la estructura del jardín de senderos que se trifurcan, intentaré sacrificar lo menos posible y entender cuánto sacrificó Andrés Bello.
   Empecemos por los tipos de nombre que les puso a los tiempos verbales. Hay tres convencionales (Pretérito, Presente, Futuro), dos razonados (Co-pretérito, Pos-pretérito) y cinco algorítmicos (los compuestos, los Ante-x de estos tiempos simples). En el mapa temporal del español, tienen estos colores y con este diseño más detallado:


   Pronto veremos varios ejemplos para bajar a tierra y poner a prueba estos colores y el rediseño del diagrama (con un vector horizontal violeta para el Ante-pretérito y un triángulo sombreado para el Ante-presente). Pero por ahora sigamos con el tema de los nombres.
   Más de 1 siglo y medio después de la Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, la RAE pone los nombres de Bello a continuación de los suyos, separados por una barra. En una nota aclaratoria argumentaban que los ponían porque en algunos países de América Latina se los llama así. Sin esa nota, hoy parece que los aceptaran como nombres alternativos; están ahí de reconocer la superioridad de la nomenclatura de Bello y adoptarla. Los nombres que la RAE se resiste a reemplazar son estos:


   Estos nombres combinan criterios. Por ejemplo, uno temporal y otro aspectual en Pretérito Imperfecto ('cantaba'). O un criterio temporal y otro pseudoaspectual en Pretérito Pluscuamperfecto ('había cantado'). O un criterio modal y otro composicional en Condicional Simple / Compuesto ('cantaría' / 'habría cantado'). O un criterio temporal, otro aspectual y otro composicional en Pretérito Perfecto Simple / Compuesto ('canté' / 'he cantado').
   Reitero: no son los nombres de un sistema, sino de una lista; hay que aprenderlos prácticamente por separado, sin que se hagan el aguante entre ellos, sin formar un equipo (desunión que garantiza que sean olvidados rápido; por ejemplo, a pocos días de haber rendido el examen).
   Frente a esta dispersión y superposición de criterios, frente al alto gasto innecesario de energía y tiempo de aprendizaje que te lleva retener esos nombres efímeramente, el temporalista (y racionalista) Bello vuelve en el parágrafo 650 a las «ventajas» de su «nomenclatura» del parágrafo 637:

«650. Se ve también por lo dicho que cada una de las denominaciones de los tiempos es una fórmula analítica que descompone el significado del tiempo en una, dos o más de las relaciones elementales de coexistencia, anterioridad y posterioridad, presentándolas en el orden mismo en que se conciben, que de ningún modo es arbitrario. (...) La última de las relaciones elementales tiene siempre por término el acto de la palabra, el momento de proferirse el verbo.»

   Las «relaciones elementales de coexistencia [⇑], anterioridad [⇗] y posterioridad [⇖]» son las flechas que integran una orientación temporal en el mapa, la última de las cuales «tiene siempre por término (...) el momento de proferirse el verbo», H.

   Acá Bello habla de «una, dos o más de las relaciones elementales» que componen «el significado del tiempo» verbal. En el parágrafo anterior no había dejado abierta la cuenta; la había cerrado en 3:

«649. Se ve por lo que precede que ciertas formas del verbo representan relaciones de tiempo simples; otras dobles; otras, triples».

   «Lo que precede» son las definiciones y ejemplificaciones del «significado fundamental» de los 10 tiempos verbales del Modo Indicativo. Viene de haber definido y ejem­plificado en § 648 el último tiempo, el Ante-pos-pretérito ('habría cantado'), que es el debutante que identifica / significa / señala la relación temporal más larga (en el mapa, a una profundidad de 3 niveles).

   Ciñéndonos a las definiciones implícitas en el nombre-fórmula de cada tiempo verbal, los hay simples (Pretérito, Presente, Futuro), dobles (Co-pretérito, Pos-pretérito; Ante-pretérito, An­te-presente; Ante-futuro) y triples (Ante-co-pretérito y Ante-pos-pretérito). La gramática tradicional hablaba de tiempos absolutos (que acá sólo serían los 3 simples, mientras otras teorías suman al Ante-presente y al Co-pretérito) y tiempos relativos (todos los otros, sin distinción de grados o niveles). Rojo y Veiga hablan de tiempos monovectoriales, bivectoriales, etc.
   La 'triplicidad' del Ante-pos-pretérito ('habría cantado') está en el debut del nombre; es la relación temporal más cercana a H que ese tiempo verbal puede identificar / significar / señalar. En cambio, la 'triplicidad' del Ante-co-pretérito ('había cantado') está en su segundo trabajo. Para ver por qué, pongamos en contexto su caso.
   Las cinco anterioridades que dan su nombre a los tiempos compuestos de Bello son ciertas, pero algunas las encontrás nadando y otras buceando en el mapa de momentos. De los diez tiempos verbales, ocho tienen el nombre de la primera relación temporal que identifican / significan / señalan; dos, de la segunda: Ante-presente (nivel 2) y Ante-co-pretérito (nivel 3). Por lógica, estos dos nombres difieren de los obtenidos con el criterio de bautizar por la primera relación, que por lógica coinciden con los otros ocho.
   De las dos anterioridades que son la segunda orientación significada por su tiempo verbal, la mayor disonancia entre el nombre-fórmula y el ejemplo que lo ilustra es la del Ante-co-pretérito (nivel 3). La oración que da Bello muestra una relación de ante-pretérito (nivel 2):

“Los israelitas desobedecieron al Señor, que los había sacado de la tierra de Egipto”.

§ 6. Variaciones sobre Bello: los nombres según Rojo y Veiga

   En la modificación que hacen de la nomenclatura de Bello, Rojo y Veiga eliminan 1 tiempo verbal ('hube cantado') y 1 nombre (Ante-co-pretérito), juntan el nombre que se quedó sin tiempo con el tiempo que se quedó sin nombre y llaman Ante-pretérito a 'había cantado'.
   Bueno, tal vez no lo hicieron así, pero tampoco buscando la primera de muchas relaciones temporales (AAH / (O–V)–V) que esta forma compuesta identifica / significa / señala. Pero eso es exactamente lo que encontraron cuando interpretaron que esa era la «realización temporal fundamental expresada por había cantado» (cita adelantada).
   El resto de los tiempos verbales sobrevivientes conservan los nombres que Bello les dio; en la página 2.885 están encolumnados con sus fórmulas vectoriales:


   La llamada sobre «ante-pretérito» nos remite a la nota al pie #21, en la que Rojo y Veiga justifican el cambio de nombre para 'había cantado' y dan por hecho la muerte de su anterior portador, 'hube cantado':

«21  El término ‘ante-pretérito’ es el adecuado para la que interpretamos como realización temporal fundamental expresada por había cantado en su empleo tradicionalmente denominado de ‘pluscuamperfecto de indicativo’. Bello (1841, 1847), que, por un lado, admitía hube cantado como forma viva en la conjugación castellana y, por otro, defendía un paralelismo riguroso entre los valores temporales de las formas compuestas y los de las simples correspondientes, presentó había cantado como un ‘ante-co-pretérito’.»

   Si no entiendo mal, Rojo y Veiga están diciendo, por un lado, que Bello cometió el error de –o se vio obligado por el castellano de su época a– admitir 'hube cantado' como forma viva y, por otro lado, que bautizó con sesgo y rigidez a 'había cantado', por defender la causa perdida de ese «paralelismo riguroso».
   Sobre el primer punto, Rojo y Veiga ya se habían pronunciado en la primera mitad de la nota al pie #18, aunque respecto del «español actual» (1999), no el de Bello (1847):

«18  La forma compuesta hube cantado es hoy día mero arcaísmo del sistema verbal, solamente registrable en la lengua literaria, donde suele restringir sus apariciones a ciertas subordinadas temporales en que existe una relación de anterioridad inmediata; es dudosamente justificable, pues, su inclusión como elemento integrante de la estructura del verbo español actual.»

   Creo que una descripción de «la estructura del verbo español actual» debería incluir un «elemento integrante» esporádico, junto con los estables (las otras 9 formas indicativas). En esas «apariciones» literarias, sintácticamente restringidas, el arcaísmo 'hube cantado' está participando en y formando parte de la «estructura». En breve lo incluyo.
   Sobre el segundo punto de la nota #21, notemos que Bello no eligió ese nombre, ni ningún otro en especial. A Ante-co-pretérito le tocó ser el nombre de 'había cantado' y a Ante-pretérito el de 'hube cantado' por la aplicación de la misma regla para esas dos y para todas las formas compuestas, la que introduce el prefijo ante; recordémosla como Bello la veía: si una forma verbal es compuesta, es anterior al tiempo del auxiliar haber y se llamará Ante-nombre_del_auxiliar.
   La regla es eficaz (genera todos los nombres necesarios) y es consistente (ningún nombre se superpone o contradice a otro). Falta ver si también es certera, o sea, si el nombre así generado le acierta al «significado fundamental», que en un sentido puede traducirse como la primera relación temporal identificada / significada / señalada por el tiempo verbal así nombrado.
   Por ejemplo: los nombres Ante-futuro para 'habré cantado' y Ante-pos-pretérito para 'habría cantado' son certeros; no así, como ya dije, los nombres Ante-presente para 'he cantado' y Ante-co-pretérito para 'había cantado', porque esas son relaciones temporales identificadas por dichos tiempos verbales, pero en el nivel siguiente al de sus debuts.
   Esto ya lo vimos con 'había cantado'; veámoslo con 'he cantado'. Debuta en el nivel 1 y con orientación doble (“Ha entrado Maradona al campo de juego” –y ahí está ahora), pero la relación ante-presente que tiene de nombre es de nivel 2 y tiene orientación simple (doble, sería “Creo que ha entrado Maradona al campo de juego” –y ahí está ahora; simple, debería ser “Creo que entró Maradona al campo de juego” –y puede o no estar todavía ahí). Si le diéramos a 'he cantado' el nombre de la primera relación temporal que identifica, que es doble, deberíamos llamarlo Ante&co-presente (que suena mejor que Pretésente).

§ 6.1 Los tiempos 'hube cantado' y/o 'canté'

   Si no yerra en 8 casos y en 2 yerra por la mínima, la nomenclatura de Bello es una excelente aproximación. Pero pifiarle por 1 nivel al «significado fundamental» no es el único modo que tiene un nombre de no ser certero. Para ver otro modo, volvamos a su Ante-pretérito y a pasar la pelotita de un lado al otro.
   Por un lado, 'hube cantado' no está muerto, aunque tenga poca frecuencia (¿so' vo', colectivo 96?). Por otro lado, por ser más previo que anterior, no merece el nombre Ante-pretérito, que sí lo merece 'había cantado' (por el criterio del primer oficio).
   Pero si está vivo y no le va el nombre de Bello, ¿cómo llamarlo? Yo lo llamaría Pre-pretérito. ¿Y cuál es el "mérito" que le falta para llevar el prefijo ante? ¿Qué tienen los otros que no tenga él? ¿Qué diferencia hay entre ante y pre?
   El Pre-pretérito –permiiiso– es sapo de otro pozo, lo que puede explicar la incomodidad que genera «su inclusión como elemento integrante de la estructura del verbo español actual». Es el único de esos 10 tiempos verbales que

       a) está sometido a una subordinación sintáctica: hoy no puede ser el verbo de la oración principal (“Hubo entrado Maradona al campo de juego”), sino sólo el verbo de una Proposición Subordinada Adverbial de Tiempo, que siempre modifica a un verbo conjugado en Pretérito:
      Cuando hubo entrado Maradona al campo de juego, el estadio estalló en una ovación“;
      Apenas hube abandonado la «silla del diablo», el agujero circular se desvaneció” (Julio Cortázar traduciendo “El escarabajo de oro”, de E. A. Poe);
      Cuando hubo amanecido, salí” (el ejemplo de Bello para su Ante-pretérito en § 640);

       b) no está sometido a una subordinación temporal, en calidad de anterior, simultáneo o posterior a un momento del nivel que en el mapa tiene arriba; «hubo amanecido» es la previa recién concluida del inmediato «salí»: están ordenados en un mismo nivel, coordinados, no el primero subordinado al segundo desde abajo.

   Por eso lo grafiqué con el único segmento horizontal del diagrama, que "apunta" al Pretérito pero desde atrás (o sea, más bien lo precede), ajeno a las trifurcaciones, lateral a su despliegue (como el acecho y el asalto de los machos laterales de rana arborícola sobre las hembras que trepan hacia el macho de canto más fuerte).
   Visto de afuera, el raro Pre-pretérito parece un apéndice o un satélite o un remolque –sintáctico y temporal– del común Pretérito; una cuarta metáfora es que pedalean en una bicicleta tandem; una quinta, que forman un bloque respecto del cual hay momentos anteriores, simultáneos y posteriores. Por eso (es decir, por cualquiera de las 5 metáforas), grafiqué ese acople como un segmento y no como un vector.
   Por dentro, hay una sucesión inmediata de eventos, el paso de uno a otro. Fuera de su cápsula, en una historieta, estarían en viñetas vecinas. Acá pueden estar en la misma porque el Pre-pretérito se acopla al Pretérito y son un 2 en 1. Y este sería un punto c) de la soledad del Pre-pretérito: las demás formas indicativas no necesitan convertirse en uno de los extremos de un segmento para estar en la misma viñeta que un Pretérito.

   ¿Qué es eso de «viñetas» e «historieta»? Para hacer un análisis temporal, es relevante diferenciar dos clases de relaciones entre momentos, homónimas de la coordinación y la subordinación sintácticas. Un momento puede estar coordinado con otro (ordenado al mismo nivel), por ejemplo, en una sucesión encadenada de eventos (como en una historia, con el Pretérito haciendo honor a su fama de hacer avanzar la acción) o en una enumeración (como en una lista de actividades realizadas el fin de semana).
   En cambio, un momento subordinado a otro es, por ejemplo, el de aquel evento que necesita ubicarse en alguna relación (de anterioridad, simultaneidad o posterioridad) con uno de esos momentos anteriores al del habla que eslabonan una historia (hay una sucesión de mapas, uno nuevo por cada eslabón, por cada punto de apoyo por el que pasa el viaje narrativo o en el que se demora –para hacer un flashback, una descripción contextual o un anticipo).
   En § 8.3 desarrollaré este tema. Por lo pronto, centrémonos en estos dos roles narrativos: el rol de paso (hay avance) y el rol de acción o circunstancia anterior, simultánea o posterior al momento del paso dado, como quien desde ahí mira atrás, al costado o adelante (no hay avance). La coordinación de momentos sucesivos extiende la historieta, a 1 viñeta por momento coordinado; la subordinación a uno de esos momentos rellena la viñeta donde sucede.
   Con esta distinción en mente, regresemos al Pre-pretérito. En
    "Cuando hubo amanecido, salí",
hay 2 pasos empaquetados: primero amaneció, después salí. Desempaquetados, serían 2 Pretéritos, ya que «'Luego que amaneció, salí' y 'Cuando hubo amanecido, salí' son expresiones equivalentes», como escribe Bello en § 642. O sea que no es el celeste Ante-pretérito (tiempo compuesto), sino el azul Pretérito (tiempo simple), el que puede y suele tomar el lugar del violeta Pre-pretérito (tiempo compuesto), como opinan también Rojo y Veiga en la segunda mitad de la nota al pie #18:

«(...) Ruipérez (1962: § 2) señaló para esta forma un valor idéntico al de había cantado, si bien opinamos que su sustituto natural es más bien canté, siendo las conjunciones temporales quienes comunican la relación de inmediatez entre los dos procesos integrantes de los citados esquemas sintácticos.»

   ¿Por qué «su sustituto natural» es el Pretérito (mejor con, pero también sin «las conjunciones temporales» de «inmediatez», como ni bien, apenas, en cuanto, etc.)? Si se conjuga el verbo auxiliar 'haber' en un tiempo simple, no hay razón para que no pueda estar conjugado en los otros cuatro. Luego, el problema con 'hube cantado' no es de fábrica.
   Tal vez lo que lo hace sobrar sea que para dar un paso en una narración en pasado ya está el Pretérito ('canté'), que más que «su sustituto natural» es el dueño de la parada, el titular del cargo. Parece decirle al tiempo compuesto emparejado: “No me vas a sustituir, pero si querés podés acoplarte a mí cuando doy un paso a otra viñeta”. Y mientras se está yendo le suelta: “Ah, y siempre está la posibilidad de que te reemplace otro Pretérito, munido de alguna conjunción temporal de inmediatez”.

§ 6.2 Los tiempos 'hube cantado' vs. 'había cantado'

   Volvamos a las dos formas compuestas, 'hubo amanecido' y 'había amanecido', para ver su diferencia en términos de pasos y miradas, los roles básicos de las formas verbales cuando narramos. En
    "Cuando salí, ya había amanecido",
hay 1 paso ("salí") y, desde ahí, hay 1 mirada hacia atrás, que en una narración puede estar acompañada por otra hacia el costado y por otra hacia adelante:
    "Cuando salí, ya había amanecido; la calle estaba inundada y el agua bajaría en 1 hora".
   De hecho, Pre-pretérito+Pretérito y Ante-pretérito pueden convivir sin competir, junto con el Co-pretérito y el Pos-pretérito:
    "Cuando hubo amanecido, salí. Había llovido durante la noche; la calle estaba inundada y el agua bajaría en 1 hora".
   La convivencia la tienen en una viñeta. Le agrego dos más para hacer una historieta (aunque la historia no tenga mucho sentido y/o esté incompleta):

Pizarra de Zoom de la clase del jueves 17 de junio de 2021

   Se pueden hacer numerosas coreografías narrativas en n viñetas, avanzando n veces y parando todas las veces, alguna(s) o ninguna a mirar para atrás, para el costado y/o para adelante, una o más veces. En § 10 entraremos en detalle, pero como adelanto podemos ver las coreos del ejemplo de Bello y sus variantes:
    • “Cuando hubo amanecido, salí”: pre-paso + paso (🦵🦶);
    • “Luego que amaneció, salí”: paso (🦶), paso (🦶);
    • La historieta de la pizarra: pre-paso + paso (🦵🦶), flashback (👈), descripción contextual (👇👆), anticipo (👉), paso (🦶), paso (🦶).

§ 7. El pluriempleo de las formas indicativas: 'había cantado'

   Volvamos a la nota al pie #21. El cuadro de 'había cantado' identificando / significando / señalando la relación temporal ante-co-pretérito (o ASAH o ((O–V)oV)–V) no es excluido por falso (no lo es en “María cantaba lo que le habían cantado de chica”, por ejemplo); es relegado por no «fundamental».
   Esto implica que Rojo y Veiga registran que junto a la «realización temporal fundamental expresada por había cantado», de nivel 2 (ante-pretérito o AAH o (O–V)–V: “Vio algo que nunca había visto”), hay otras, no fundamentales pero igual de celestes. En rigor, son infinitas, si también lo son los niveles: después de una sola en el nivel 2, hay tres en el nivel 3, siete en el nivel 4, etc.
   Las tres flechas celestes del nivel 3 se reparten así en el mapa: una en el racimo del centro, la ante-ante-presente (o AASH o ((OoV)–V)–V: “Piensa que vio algo que nunca había visto”), y dos en el racimo de la izquierda: la «realización temporal» ante-co-pretérito (o ASAH o ((O–V)oV)–V: “En el café La Paz de los '80, todos los días el diariero anunciaba que había caído Pinochet”) y la ante-ante-pretérito (o AAAH o ((O–V)–V)–V: “El lunes Juan juró que el domingo había roto la carta que había escrito el sábado”).

   Teniendo la ante-ante y la ante-co, el tríptico de la izquierda lo completa la ante-pos-pretérito. Pero de esta relación temporal no se hace cargo la forma 'había cantado', sino 'habría cantado', que por razones 100% temporales Bello llama, justamente, Ante-pos-pretérito (y que por razones 0% temporales la RAE llama Condicional Compuesto).

   En definitiva, Rojo y Veiga registran que no hay 1 (una) sino varias relaciones temporales identificadas / significadas / señaladas por 'había cantado', pero no las incorporan a su «sistema de formulación vectorial» de la temporalidad. De hecho, a cada tiempo verbal le asignan 1 fórmula temporal, como si, en vez de ser sólo la primera de infinitas, fuese la única. Escriben en la página 2.906, en un párrafo de acotación:

«En realidad esta forma verbal puede expresar anterioridad directa a cualquier relación temporal que incluya un vector originario de anterioridad; de ahí que pueda subordinarse en correlación temporal a diferentes formas verbales: Anunciaron / Habían anunciado / Anunciaban / Anunciarían / Habrían anunciado que había llovido

   Venimos de ver, con ejemplos, cómo «esta forma verbal puede expresar anterioridad directa» a cualquiera de las tres primeras mencionadas: el Pretérito "anunciaron", el Ante-pretérito "habían anunciado", y el Co-pretérito "anunciaban".
   En cuanto a las otras dos, no descarto que "había llovido" se use subordinado al Pos-pretérito "anunciarían" y al Ante-pos-pretérito "habrían anunciado", por razones de mayor frecuencia y, por lo tanto, familiaridad. Pero en los usos que conozco, para ambos casos esperaría un "habría llovido":

   “El lunes María predijo que al mediodía del miércoles anunciarían que habría llovido durante la noche, después de 6 meses”;
   “El lunes María predijo que antes de las 14 del miércoles ya habrían anunciado que habría llovido durante la noche, después de 6 meses”.

   De ahí que en el mapa de momentos orientados que pinta el español haya, en esas posiciones, flechas rosas, no celestes. Mi daltonismo bien puede ser también lingüístico; pero si no lo es, entonces no es cierto que «esta forma verbal puede expresar anterioridad directa a cualquier relación temporal que incluya un vector originario de anterioridad», requisito que cumplen el Pos-pretérito (PAH) y el Ante-pos-pretérito (APAH).
   Como sea, con o sin los dos condicionales en esa lista de verbos subordinantes de 'había llovido', el punto es que esta forma verbal trabaja identificando más de una relación temporal y Rojo y Veiga lo saben, lo dicen, pero no integran «en la estructura del sistema verbal» este pluriempleo. Ni ellos ni Andrés Bello ven que cualquier tiempo verbal del español es como la bola en la ingle para Homero: “funciona a muchos niveles”.
   Antes de ir a lo que pasa en el presente y en el futuro, repasemos lo que pasa en el pasado:
    El Ante-pretérito 'había cantado' puede expresar una anterioridad a un –vector que esté identificado con el tiempo verbal– Pretérito (desde el nivel 2, en AAH), a otro Ante-pretérito (desde el nivel 3, en AAAH) y a un Co-pretérito (desde el nivel 3, en ASAH).
    El Co-pretérito 'cantaba' puede expresar una simultaneidad a un Pretérito (desde el nivel 2, en SAH), a un Ante-pretérito (desde el nivel 3, en SAAH) y a otro Co-pretérito (desde el nivel 3, en SSAH: “Juan dijo que María creía que Pedro estaba ofendido con ella”).
    El Pos-pretérito 'cantaría' puede expresar una posterioridad a un Pretérito (desde el nivel 2, en PAH), a un Ante-pretérito (desde el nivel 3, en PAAH, pasando por PAAAH en el nivel 4), a un Co-pretérito (desde el nivel 3, en PSAH), y a otro Pos-pretérito (desde el nivel 3, en PPAH).
    El Ante-pos-pretérito 'habría cantado' puede expresar una anterioridad a un Pos-pretérito (desde el nivel 3, en APAH) y a otro Ante-pos-pretérito (desde el nivel 4, en AAPAH).
   Bautizados los tiempos verbales con la primera relación temporal que identifican / significan / señalan, en los tres primeros nombres sólo está expresada la anterioridad, simultaneidad o posterioridad a 1 (uno) de los tiempos verbales involucrados, el Pretérito. Los otros no salen en la foto.
   Si aumentás la precisión en la descripción de 1 (una) relación temporal, la bajás en la descripción de todas. Una solución es que esa 1 (una) sea la primera pintada de ese color e identificada por ese tiempo verbal, y que a las otras se las infiera conociendo el juego.
   Si la primera flecha celeste no pudiera representar a las otras y hubiera que incluir a cada una en el nombre (barridas de izquierda a derecha por niveles), 'había cantado' se llamaría Ante-pretérito+Ante-ante-preté­rito+An­te-co-preté­rito+An­te-an­te-pre­sen­te+An­te-an­te-an­te-pre­té­rito+An­te-co-an­te-pre­té­ri­to+... Más bien parece un anti-nombre.

§ 7.1 El pluriempleo de las formas indicativas: 'cantaré' y 'canto'

   Además de funcionar en muchos niveles, algunos tiempos verbales funcionan mucho en un mismo nivel, identificando 2 de 3 relaciones (co y pos) de todas las tríadas nacidas de PH, PSH y PAH. Como lo que nace de SH es una copia a escala de lo que nace de H (una autorrepresentación fractal del jardín de senderos que se trifurcan), detallemos sólo las tríadas que traen noticias:

    PH, que aparte de ser un momento referenciado como posterior a H (o sea, un vector futuro: “Mi avión llegará a las 8:32”), es el momento de referencia para un vector co-futuro (SPH: "Cuando llegues al aeropuerto te estaré esperando con un cartel”) y para un vector pos-futuro (PPH: “Cuando te vea aparecer agitaré el cartel”), tres relaciones identificadas por el tiempo verbal Futuro en sus dos primeras intervenciones (niveles 1 y 2);

    PAH, que aparte de ser un momento referenciado como posterior a AH (o sea, un vector pos-pretérito: “Me dijo que su avión llegaría a las 8:32”), es momento de referencia para un vector co-pos-pretérito (SPAH: “Le dije que cuando ella llegara al aeropuerto yo la estaría esperando con un cartel”) y para un vector pos-pos-pretérito (PPAH: “Le dije que cuando la viera aparecer agitaría el cartel”), tres relaciones identificadas por el tiempo verbal Pos-pretérito en sus dos primeras intervenciones (niveles 2 y 3).

   El récord opuesto al del Futuro lo tienen el Presente y el Pretérito (y el Ante&co-presente), que son los tiempos verbales que menos relaciones identifican por nivel: sólo una, los muy vagos. En los primeros tres niveles habrán identificado apenas 3 relaciones, contra 13 del Futuro.
   En el caso único del Presente, cada relación de cada nivel tiene como momento de referencia uno que está en el mismo tiempo verbal. Entre las flechas verticales pintadas de negro sólo hay diferencia de niveles: vector de presente en el nivel 1 (“Juan dice algo”), de co-presente en el 2 (“Juan dice que María cree algo”), de co-co-presente en el 3 (“Juan dice que María cree que Pedro no le habla por algo”), de co-co-co-presente en el 4 (“Juan dice que María cree que Pedro no le habla porque está ofendido con ella por algo”), etc.

Otra pizarra de Zoom de la clase del jueves 17 de junio de 2021

   Esta jurisdicción del tiempo verbal Presente, delgada y negra, es la columna vertebral del sistema temporal y es el eje de simetría del jardín de senderos que se trifurcan. Es decir, lo posterior es una proyección de lo anterior hecha desde lo simultáneo a H; plegá el jardín por el medio y los racimos de un lado y otro coincidirán.
   Pero la coincidencia será sólo estructural, de ningún modo cromática. A igual número finito de niveles, el lado izquierdo del jardín (el pasado) tiene más colores que el derecho. Esta diferencia le indicaría a un futurista arqueólogo E.T. con percepción tricrónica que los usuarios de ese sistema temporal extinto
    • conocían el pasado, que discriminaban bastante (le dedicaban 7 formas verbales);
    • como pensaban y entonces existían, conocían el presente, que no discriminaban (le dedicaban 1 forma verbal);
    • y desconocían el futuro, que discriminaban apenas (le dedicaban sólo 2 formas verbales).
   Si 7-1-2 fuese la formación de un equipo de fútbol, diríamos que presenta un planteo muy defensivo, además de raro. Menos mal que no es, porque si no tendría que preguntarme de qué nos defendemos temporalizando de esa manera.

§ 7.2 Columnas AH, H y PH

   Como jugamos economizando fuerzas, es muy razonable que por una misma vertical de momentos esté el mismo tiempo verbal, y con los mismos vecinos del nivel anterior/superior: las relaciones de anterioridad y de posterioridad respecto del mismo momento de referencia (y de anterioridad a esa posterioridad). Lo que se repite es todo el racimo.
   Empecemos por la columna más alta. Con el momento de referencia en H, en el nivel 1 tendremos, por ejemplo, un “Juan estuvo o ha estado / está / va a estar o estará en el club”. Con el momento de referencia en SH, en el nivel 2 tendremos un “Creo que Juan estuvo o ha estado / está / va a estar o estará en el club”. Y así siguiendo.
   En el nivel 1 nacen las otras dos columnas, AH (“Creí que...”) y PH (“Creeré que...”), cuyos tiempos verbales para co, ante y pos en el nivel 2 (y ante-pos en el 3 de la columna AH, ausente en el ejemplo) se repetirán en los demás niveles.

Pizarra de Zoom de la clase del miércoles 9 de junio de 2021 (ELE, Avanzado Regular)

   A la información de en qué nivel de una columna (empezando por las que nacen en / cuelgan de AH, H y PH) sucede una simultaneidad, una anterioridad o una posterioridad, el castellano no le da tanto valor como para crear y asignarle un tiempo verbal específico, con su kit distintivo de desinencias.
   Lo que vimos para todas las lenguas en § 3, lo podemos ver acá para el español: si esa asignación de tareas la hiciera Funes el memorioso, para quien toda diferencia amerita un nombre, habría un Presente Nivel 1, un Presente Nivel 2, etc., al igual que un Pretérito, un Ante&co-presente, un Futuro, un Ante-futuro, un Co-pretérito, un Ante-pretérito, un Pos-pretérito y un Ante-pos-pretérito diferentes por cada nivel (a los que Funes agregaría un Co-futuro y un Pos-futuro, por un lado, y un Co-pos-pretérito y un Pos-pos-pretérito, por otro).
   Para ubicar en el mapa la relación temporal nombrada, a estos nombres les está faltando un dato más de catalogación: el racimo del nivel. Por ejemplo, Ante-futuro Nivel 3 hay 4; numerándolos de izquierda a derecha son estos:
    Ante-futuro Nivel 3 Racimo 1 (APSH: ante-pos-presente),
    Ante-futuro Nivel 3 Racimo 2 (AAPH: ante-ante-futuro),
    Ante-futuro Nivel 3 Racimo 3 (ASPH: ante-co-futuro),
    Ante-futuro Nivel 3 Racimo 4 (APPH: ante-pos-futuro).
   Lo más simple sería llamar a cada tiempo verbal funesco con el nombre de la relación temporal que identifica / significa / señala: Ante-pos-presente, Ante-ante-futuro, Ante-co-futuro, etc. Estos nombres tienen codificada la información del nivel del mapa en el que trabajan: número de prefijos + 1 (con las fórmulas, número de letras no H).
   Si no sos Funes, «pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer»; si sos Funes, no podés olvidar diferencias ni necesitás generalizar (lo que no te impediría abstraer). Si a Funes «le molestaba que el perro de las tres y catorce (visto de perfil) tuviera el mismo nombre que el perro de las tres y cuarto (visto de frente)», también le molestarían las repeticiones cromáticas en los vectores del sistema temporal de su lengua, que son todos diferentes (mínimamente, sólo por estar en otro nivel, como SH, SSH, SSSH).
   Para corregir lo «demasiado general, demasiado ambiguo» del idioma con el que piensa y habla, Funes debería reaccionar con un tercer proyecto digno de su insensatez y de su «balbuciente grandeza»: un paradigma verbal con un tiempo distinto para cada flecha o sendero de flechas que termine en H (o sea, para cada fórmula).
   Incluso podría ser parte del segundo proyecto de Funes, si se tratara del paradigma verbal del «idioma análogo» al de Locke, que «en el siglo XVII, postuló (y reprobó) un idioma imposible en el que cada cosa individual, cada piedra, cada pájaro y cada rama tuviera nombre propio».

   En el modelo Locke-Funes, la lengua lo dice todo usando tantas palabras como cosas haya que designar; en el modelo Tzinacán (“La escritura del dios”), usando una sola palabra:
«Un dios, reflexioné, sólo debe decir una palabra, y en esa palabra la plenitud. Ninguna voz articulada por él puede ser inferior al universo o menos que la suma del tiempo.»

   Recién ahí lo veríamos feliz a Funes, discriminando a más no poder, horizontal y verticalmente (intranivel e interniveles). Por supuesto, para nosotros sería pesadillesco. Imaginá si tuvieras que conocer la conjugación de los 39 tiempos verbales que habría apenas en los primeros tres niveles. En la punta de nuestro iceberg, el "sistema" temporal de Funes podría verse así de abigarrado:


   Pero como una lengua natural es obra (o resultado) de la interacción de memoriosos débiles, en vez de esa relación uno a uno tenemos unos pocos tiempos verbales que trabajan en más de 1 puesto, y virtualmente en infinitos. Lo hacen siguiendo un juego de reglas que les dice dónde ubicarse y cómo moverse en ese tablero.

§ 8. Debut e iteración de las formas indicativas en usos rectos

   Veamos cuál es el patrón de iteración del español, cómo pone sus piezas en el tablero la primera vez y cómo prevé seguir poniéndolas. Seguiré citando o fabricando textos gramaticales para chequear que cada tiempo verbal, cualquiera sea el nivel donde esté, esté identificando / significando / señalando una relación temporal de ese color, no de otro. O sea, seguiré haciendo análisis temporales que pongan a prueba la teoría.
   De hecho, así se pinta el mapa con los colores que tiene, que a su vez son una apuesta a que así se seguirá pintando con los eventuales textos que analicemos temporalmente. Es la apuesta que expresa el “siempre” con que termina este recorte de otra clase virtual que di en cuarentena (la del jueves siguiente, 24 de junio de 2021):


   Además o en vez de ser una apuesta a que hacia abajo el “mecanismo” seguirá mostrando los mismos colores en las mismas posiciones, ese “siempre” puede ser una imprecisión, si no se aclara que vale sólo para el tablero del «significado fundamental» de las formas indicativas del «español actual». Más adelante veremos, con sus propios “siempre”, otros dos tableros, pero ahora demorémonos en este.
   En vez de ejemplificar sólo con 2 tiempos verbales (el Ante-futuro “habrá terminado' y el Ante-pos-pretérito “habría terminado”), armemos un ejemplo con todas las relaciones temporales identificadas / significadas / señaladas en el debut de los 4 tiempos de tonos oscuros y de los 4 de tonos claros. En vez de analizar (y ejemplificar con) una oración, analicemos un microcuento de 4 oraciones.
   Se trata de 2 versiones, una por cada tonalidad, de un relato condensado en una única viñeta, el cuadro de un solo momento, a 5 minutos de empezada una persecución irresoluble. Ese momento es el punto de referencia –directo o indirecto– de las demás relaciones, incluyendo las de doble orientación pero excluyendo, por comodidad, el caso de un Pretérito con un Pre-pretérito acoplado.
   Para la primera versión, imaginemos que relatamos lo que estamos viendo (como en la transmisión en vivo de un partido de fútbol) o lo que fingimos estar viendo (como en un relato en presente histórico):

Un perro infalible persigue [OoV] a una zorra inatrapable por los campos de Tebas. El duelo empezó [O–V] cinco minutos atrás. Ante la indefinición prolongada, Céfalo, el dueño del perro, ha apartado [O–V & OoV] la vista para agarrar su jabalina, también infalible. En breve mirará [O+V] de nuevo a la zorra, pero para ese momento Zeus ya habrá convertido [(O+V)–V & (O+V)oV] a los dos animales en estatuas de mármol.

   Los tiempos compuestos de esta presentación de la trama llevan doble coloración porque tienen un pie en la anterioridad y el otro en la simultaneidad de su momento de referencia: Céfalo ha apartado la vista y la tiene apartada todavía; para cuando mire de nuevo a la zorra para ensartarla, Zeus la habrá convertido en una estatua de mármol y así la verá Céfalo.

   Hay una diferencia funcional entre ambas formas compuestas. El Ante-presente de Bello no puede no ser de doble orientación, ante y co H en el nivel 1 (ante y co SH, en el 2; ante y co SSH, en el 3, etc.); bautizado por su primer oficio, debería llamarse –repito– Ante&co-presente. Si fuera sólo ante-H / SH / SSH...), sería un Pretérito.
   En cambio, el Ante-futuro puede ser de doble orientación, como en ese «habrá convertido» (ante&co-futuro / (O+V)–V & (O+V)oV / APH & SPH), o de orientación simple, como en este «habrá cambiado»:
“Para cuando el tipo deje de mover los 3 cubiletes [O+V], habrá cambiado 7 veces de escondite la bola esponjosa [(O+V)–V]”.

   Una manera de graficar estas orientaciones dobles en un diagrama es sombreando el intervalo de tiempo abarcado:


   La versión 2 es la de los tonos claros, o sea, la del debut de los otros tiempos verbales, retroproyectados, primos de los primeros. Ahora en vez de estar viendo y relatando lo que hay y sus alrededores, lo estamos evocando y narrando; en vez de presentar lo que pasa, pasó, ha pasado, pasará y habrá pasado, representamos lo que pasaba, había pasado (x 2), pasaría y habría pasado. La escena sigue siendo una sola, una viñeta situada a los cinco minutos de empezada la persecución, momento que en esta versión no es simultáneo sino anterior al del habla (AH / O–V). La evocación / narración / representación queda así:

Un perro infalible perseguía [(O–V)oV] a una zorra inatrapable por los campos de Tebas. El duelo había empezado [(O–V)–V] cinco minutos atrás. Ante la indefinición prolongada, Céfalo, el dueño del perro, había apartado [(O–V)–V & (O–V)oV] la vista para agarrar su jabalina, también infalible. En breve miraría [(O–V)+V] de nuevo a la zorra, pero para ese momento Zeus ya habría convertido [((O–V)+V)–V & ((O–V)+V)oV] a los dos animales en estatuas de mármol.

   Hay una anterioridad sin llegada al momento de referencia y otra con. En el nivel 1 son significadas, respectivamente, por el Pretérito («empezó») y por el Ante&co-presente («ha apartado»). En –y desde– el nivel 2, son significadas por un mismo tiempo verbal: «había empezado» identifica la relación temporal simple (O–V)–V (o ante-pretérito), que apunta a O–V con 1 flecha; «había apartado» identifica la relación doble (O–V)–V & (O–V)oV (o ante&co-pretérito), que apunta a O–V con 2 flechas.
   El otro tiempo verbal compuesto, el Ante-pos-pretérito «habría convertido», que es primo del Ante-futuro «habrá convertido», también identifica una relación doble, que apunta al punto de referencia (O–V)+V con 2 flechas: ((O–V)+V)–V & ((O–V)+V)oV (o ante&co-pospretérito).

   No pasó en este caso, pero en otro el tiempo Ante-pos-pretérito podría haber apuntado sólo con 1 flecha de anterioridad a su punto de referencia (O–V)+V (lo que se ajustaría a su nombre, además). Por ejemplo, acá:
“Aseguró [O–V] que para cuando el tipo dejara de mover los 3 cubiletes [(O–V)+V], habría cambiado 7 veces de escondite la bola esponjosa [((O–V)+V)–V]”.

   El diagrama de la versión 2 de la historia del perro y la zorra infalibles, que es su versión evocadora, se ve así:


   En § 6.2 vimos algunas de las muchísimas coreografías narrativas que pueden definir una historieta. En § 8 estamos viendo la coreografía del debut de 9 de 10 formas indicativas del español en el mapa de momentos: ante, ante&co, co, pos, ante-pos, primero en relación con H y después con AH (también disponible en gif animado).
   Es la danza inaugural. A partir de ahí, los tiempos verbales entran en su posdebut infinito, su rutina eterna: su patrón de trabajo de coloración / identificación / significación / señalación de relaciones temporales.
   La correlación temporal (o consecutio temporum) suele presentarse escolarmente junto con el pasaje de un discurso directo a uno indirecto. Veamos un ejemplo con el mismo patrón por triplicado:



§ 8.1 El fractal

   Respecto de un momento futuro (PH), pretérito (AH) o pos-pretérito (PAH), el ante y el ante&co pueden verse –cual alófonos de un fonema– como dos variantes de la misma relación temporal, una de orientación simple y la otra doble.

   Respecto de un momento presente (SH) también, pero con un tiempo verbal propio para cada variante, en vez del mismo para las dos: el Pretérito posdebutante para ante (ASH: “Dice que vino al país por primera vez en 2019”) y el Ante&co-presente posdebutante para ante&co (ASH & SSH: “Dice que ha amanecido”).

   El ante está en las dos variantes; el co, en una. Luego, si tuviéramos que elegir una de las dos para representar a ambas, deberíamos elegir ante, que no puede no estar. Así, el tiempo verbal Ante-futuro puede identificar tanto la variante simple elegida de nombre (ante-futuro) como la doble, no elegida (ante&co-futuro). Lo mismo vale para los tiempos verbales Ante-pretérito y Ante-pos-pretérito. Por eso, y para simplificar, grafico la coreo iterativa sin las variantes de doble orientación:


   Volvió la autosimilaridad. Cada flecha negra (SH, SSH, SSSH, etc.) es el co de una nueva silueta a escala de los ocho tiempos verbales debutantes, cuatro de tonos oscuros y cuatro de tonos claros. (Es como si maquillaras el segundo ojo con el mismo diseño que el primero pero en un tono más claro.) La animación, que sólo llega a SSH (la primera autosimilaridad), podría llamarse “El fractal ante, co, pos, ante-pos”.

§ 8.1.1 La economía del fractal

   A simple vista, no es un fractal que cubra todo el mapa de momentos, como hace el de la trifurcación que lo tramó. Sin tocar dos veces la misma flecha, la iteración deja flechas sin tocar: en el nivel 2, las de co-futuro (SPH) y pos-futuro (PPH), pintadas de verde; en el nivel 3, sus primas co-pospretérito (SPAH) y pos-pospretérito (PPAH), pintadas de verde agua; etc.
   Que el vector pos-futuro sea verde no sorprende: lo más económico es que, desde el nivel 1, toda posterioridad a una posterioridad (PH, PPH, PPPH...) sea identificada por el mismo tiempo verbal, en este caso el Futuro (o sea, tenga el mismo color, en este caso el verde).
   En cambio, que el vector co-futuro (SPH) sea verde es una novedad (en dos tonos, ya que implica que su vector primo, el co-pospretérito o SPAH, es verde agua). En vez de repetir el color del vector futuro (PH), podría haber tenido un color propio, como el co-pretérito tiene el gris.

   ¿Qué hubiera sido necesario para que fuera así? Que el porvenir estuviera tan discriminado como el pasado. ¿Alguna lengua lo hace? Desconozco. La nuestra no y, a cada nivel, los dos verdes van creciendo, el oscuro en el lado derecho del mapa y el claro en el lado izquierdo.

   Si no fue el fractal, ¿qué otro “mecanismo” pintó de verde y verde agua esos vectores? ¿Qué relación hay entre ambos mecanismos? ¿Las razones de economía energética se agregan para complementar la danza inaugural? Estas preguntas se deshacen si logramos ver al fractal pintando también las flechas que a simple vista parece ignorar.
   Para decirlo de otra manera: hay al menos 1 perspectiva desde la cual el fractal ante, co, pos, ante-pos cubre todo el mapa de momentos con su iteración. Basta que a los vectores pintados por acción les sumemos los pintados por omisión, empezando por el co-futuro, el pos-futuro, y sus primos, el co-pospretérito y el pos-pospretérito.
   Es como si esa omisión, después de la acción de pintar de rojo el vector ante-futuro (y de rosa el ante-pospretérito), fuera una señal de no innovar, de no cambiar el color que viene de arriba (verde, de PH; verde agua, de PAH). Es como si ahí el sistema temporal usara comillas para indicar que se repite lo del renglón superior.
   Visto así, el fractal de la iteración de las formas indicativas en el tablero de su «significado fundamental» es ante, co, pos, ante-pos, co-pos, pos-pos. Visto así, entonces, cada instancia cubre 2 tríadas; la segunda pertenece al nivel siguiente al de la primera y tiene 1 color explícito (ante) y 2 implícitos (co y pos).

§ 8.2 El español discriminando en relaciones recursivas y no recursivas

   Ni el español ni ninguna otra lengua natural discriminan tanto como la que imagino proyectada por Funes, ni mucho menos; pero algo discriminan, más intra que inter. El humanísimo principio de economía de fuerzas que le da, desde el nivel 1, el mismo color y tiempo verbal a toda posterioridad de una posterioridad (PH, PPH, PPPH...), también les da los suyos a toda simultaneidad de una simultaneidad desde el nivel 1 (SH, SSH, SSSH..., tiempo Presente, color negro) y a toda anterioridad de una anterioridad desde el nivel 2 (AAH, AAAH, AAAAH..., tiempo Ante-pretérito, color celeste).
   Esta diferencia de niveles desde los cuales iniciar una repetición ilimitada (de orientación, tiempo verbal y color) es la huella de la única discriminación entre niveles que hace el español en una relación recursiva: la primera anterioridad de una anterioridad cambia de color, o más bien de tonalidad, y en vez de repetir el azul inaugura el celeste. Este cambio no ocurre con ninguna simultaneidad de una simultaneidad, que son todas negras, ni con ninguna posterioridad de una posterioridad, que son todas verdes.
   Si la primera anterioridad de una anterioridad fuese también azul, la primera simultaneidad de esa misma anterioridad podría ser negra, la primera posterioridad, verde, y la primera ante-posterioridad, roja. Es decir, podría no haber colores claros, podría no haber un kit de tiempos verbales para la presentación y otro para la representación. El mapa de momentos se vería así:


   Esa excepción en relaciones recursivas, por la cual
    la anterioridad a H –nivel 1– tiene un color (azul) y la anterioridad a AH –nivel 2– tiene otro (celeste),
encaja con la única discriminación entre niveles que hace el español en relaciones no recursivas. Es única porque ocurre una sola vez, pero es múltiple porque discrimina dentro de cada nivel vectores ante, co, pos y, en el nivel siguiente, ante-pos (novedades explícitas), co-pos y pos-pos (repeticiones implícitas):
    la simultaneidad a H –nivel 1– tiene un color (negro), la simultaneidad a AH –nivel 2– tiene otro (gris);
    la posterioridad a H –nivel 1– tiene un color (verde), la posterioridad a AH –nivel 2– tiene otro (verde agua);
    la ante-posterioridad a H –nivel 2– tiene un color (rojo), la ante-posterioridad a AH –nivel 3– tiene otro (rosa);
    la co y la pos-posterioridad a H –nivel 2– tienen un color (verde, como la posterioridad), la co y la pos-posterioridad a AH –nivel 3– tienen otro (verde agua, como la pos-anterioridad).
   En resumen, el español da cuatro novedades cromáticas en relación con H (ante, co, pos, ante-pos), otras cuatro –con idéntico esquema de orientaciones– en relación con AH (ante, co, pos, ante-pos), y repite dos colores, uno en relación con PH (co-pos y pos-pos) y otro en relación con PAH (co-pos y pos-pos). A partir de ahí, lo que se repite en el resto del mapa es este cuarteto de tríadas (formado por dos dúos de tríadas).
   Y colorín colorado, este es el juego temporal del castellano. Bueno, no: es el juego de las formas verbales indicativas del castellano. Bueno, tampoco: es el juego de las formas indicativas del castellano en el tablero de sus significados fundamentales / usos rectos. Bueno, tampoco: es el juego de las formas indicativas del castellano en el tablero de sus significados fundamentales / usos rectos en cierta clave verbal. ¿Qué es una «clave verbal»?

§ 8.3 Claves verbales.

   Puestos a dar cuenta de algo que sucede frente a nosotros, las acciones verbales básicas –narrar, describir, comentar– son las mismas que hay en una transmisión en directo de un partido de fútbol, con un relator que narra las jugadas y, eventualmente, describe algo o a alguien, y con un comentarista que comenta, y –no siempre– con periodistas de campo que tiran datos y estadísticas. Narrador y descriptor: concentrémonos en estos dos roles del relator.
   Volvamos a la distinción entre momentos subordinados a uno de referencia y momentos de referencia eventuales coordinados. Repito resumido lo escrito en § 6.1. La lista es el formato básico de las descripciones; el de las narraciones es la historieta: en vez de items sin orden definido o con un orden ad hoc, hay una secuencia de viñetas, un encadenamiento de eslabones. Describir es listar; narrar es secuenciar.
   Empecemos por la descripción. Se pueden listar items representados por enunciados unimembres (los cinco de “Árbol, hoja, salto, luz, aproximación...”) o bimembres, que por requerir un verbo son los que me interesan. Ensamblando enunciados así se pueden hacer listas de
    ✓ costumbres (actuales, pasadas o futuras),
    ✓ características de algo o alguien (actuales, pasadas o futuras),
    ✓ datos de un evento (actual, pasado o futuro),
    ✓ actividades del fin de semana pasado o del próximo,
    ✓ etcétera.
   Como el único rol que hay en una lista es el de item, todos los enunciados que la integren usarán el mismo tiempo verbal, a saber:
       Presente, si es, por ejemplo, una enumeración de costumbres actuales (“X va todos los jueves a Sueñero, pide la misma comida y varía de bebida, llega y se retira siempre a la misma hora”), o de características actuales de algo (“Sueñero tiene mesas adentro y en la vereda”) o alguien (“Las mozas usan un delantal con el logo del bar”), o de datos de un evento actual (“Es la tercera vez que canta en Sueñero la cantante que se escucha ahora”);

       Pretérito Imperfecto, si son, por ejemplo, costumbres pasadas (“X iba todos los jueves a Sueñero, pedía la misma comida y variaba de bebida, llegaba y se retiraba siempre a la misma hora”), o características pasadas de algo (“Sueñero tenía mesas adentro y en la vereda”) o alguien (“Las mozas usaban un delantal con el logo del bar”), o de datos de un evento pasado (“Era la tercera vez que cantaba en Sueñero la cantante que se escuchaba en ese momento”);

       Futuro, si son, por ejemplo, costumbres futuras (“X irá todos los jueves a Sueñero, pedirá la misma comida y variará de bebida, llegará y se retirará siempre a la misma hora”), o características futuras de algo (“Sueñero tendrá mesas adentro y en la vereda”) o alguien (“Las mozas usarán un delantal con el logo del bar”), o datos de un evento futuro (“Será la tercera vez que cantará en Sueñero la cantante que se escuchará en ese momento”);

       Pretérito Perfecto Simple, si son, por ejemplo, actividades de mi fin de semana pasado (“Fui al cine, me junté con amigos, jugué al fútbol”), o hitos de mi vida (“Nací en tal lugar, estudié tal cosa, trabajé en esto y aquello...”), etc.;

       Decir que fui al cine es narrar. Hago de ese enunciado narrativo un item de la enumeración de actividades de mi fin de semana, por ejemplo, que no tienen por qué ir en orden cronológico. Internamente, “Fui al cine” es narrativo; pero en este caso no es el eslabón de una narración, sino una pieza más de esa colección de actividades.

   El relato de costumbres (presentes, pasadas o futuras) es el helado (¿se toma o se come?) de los tipos discursivos: ¿describe o narra? De hecho, no se diferencia mucho del relato de una anécdota habitual pasada, que pronto veremos como caso narrativo. Aprovechando el híbrido, pasemos de la descripción a la narración.
   En una historieta hay más roles que en una lista: en español, por cada viñeta están
       el rol de paso (o salto, según cómo prefiramos ver el avance de la historia, la sucesión de hechos);
       el rol de circunstancia de ese momento (desde donde me dejó el paso que di, miro alrededor: hago una descripción de lo que me circunda);
       el rol de circunstancia o hecho anteriores a ese momento (miro para atrás: hago un flashback, repongo algo pasado que es oportuno traer a cuento);
       el rol de circunstancia o hecho posteriores a ese momento (miro para adelante: hago un adelanto);
       el rol de evento terminado antes de la posterioridad recién mencionada (miro hacia un pre-adelante: hago otro tipo de adelanto).
   La identidad de una nota musical depende de en qué clave esté el pentagrama: una redonda atravesada por la tercera línea es un si en clave de SOL, un re en clave de FA, y un do en clave de DO, por ejemplo. Análogamente, el tiempo verbal para cada rol de paso depende de en qué clave esté la narración:
       clave de Presente (relato deportivo –eso está pasando ahora– o narración en presente histórico –eso ya pasó pero fingimos que está pasando y que lo seguimos paso a paso–);
       clave de Pretérito (narración estándar de una anécdota no habitual);
       clave de Co-pretérito (narración de sueños o de anécdotas habituales del pasado);
       clave de Futuro (profecías, predicciones, pronósticos).
   En los cuatro casos, la clave recibe el nombre del tiempo verbal del paso, sea o no el único rol en que interviene. Lo es sólo en uno de los cuatro casos: cuando la historia avanza de Pretérito en Pretérito, las circunstancias de aquel momento van en Co-pretérito (Pretérito Imperfecto), los hechos y las circunstancias anteriores a aquel momento van en Ante-pretérito (Pretérito Pluscuamperfecto), los hechos y las circunstancias posteriores a aquel momento van en Pos-pretérito (Condicional Simple), y los hechos y las circunstancias anteriores a un momento posterior a un pretérito van en Ante-pos-pretérito (Condicional Compuesto). Todos los ejemplos narrativos de las secciones anteriores están en clave Pretérito. Pero igual agreguemos este:
Los hermanos Pérez salieron de la chacra temprano, pero aun así llegaron tarde a la estación; el andén no tenía gente: el tren de las 15:30 ya había pasado y el siguiente pasaría en 5 horas, cuando el baile en el pueblo ya habría terminado. Regresaron de mal humor a su casa.
   Como en la historieta de los hermanos Pérez hay 3 viñetas, numerar esas anterioridades sucesivas (ninguna subordinada a la otra, sólo coordinadas) puede ser útil para identificar de qué paso hablamos: «salieron» (O-V1), «llegaron» (O-V2), «regresaron» (O-V3).
   Pero a la vez el momento de cada paso puede funcionar como momento de referencia respecto del cual otros momentos se orienten como anteriores, simultáneos o posteriores. En esta historia, el primer y el tercer paso están solos, pero el segundo funciona de referencia para orientar otros momentos: en relación con (el momento de) «llegaron» [O-V2],
    (el momento de) «no tenía» es simultáneo [(O-V2) oV],
    (el momento de) «había pasado» es anterior [(O-V2) -V],
    (el momento de) «pasaría» es posterior [(O-V2) +V],
    y (el momento de) «habría terminado» es ante-posterior [((O-V2)+V) -V].
   Como dicen Rojo y Veiga en la nota 13, las fórmulas «resultan de gran ayuda y utilidad para la plasmación de las relaciones temporales»; para su mejor visualización, la ayuda la seguirán dando diagramas que rompen con la tradición de graficar esas relaciones en una línea de tiempo (única o con líneas subsidiarias en paralelo, como hacen también Rojo y Veiga):


   Esta relación 1 a 1 entre roles narrativos y tiempos verbales no existe en las otras claves. En la de Presente y en la de Co-pretérito, el mismo tiempo verbal que hace de paso hace de circunstancia simultánea; en la clave de Futuro, el mismo tiempo que hace de paso y de circunstancia simultánea hace también de hecho o circunstancia posterior a ese momento. Vayamos a los ejemplos de cada una de estas tres claves.
   Para ilustrarlas sin perder de vista la anterior, podemos contar en presente histórico la anécdota singular de Juan y María (clave Presente), convertirla en el relato de un sueño o de la misma anécdota pero reiterada –habitual– en una época pasada (clave Co-pretérito), y en una predicción bola de cristal (clave Futuro):
La misma anécdota singular en presente histórico

Los hermanos Pérez salen de la chacra temprano, pero aun así llegan tarde a la estación; el andén no tiene gente: el tren de las 15:30 ya pasó (o ha pasado o acaba de pasar) y el siguiente pasará en 5 horas, cuando el baile en el pueblo ya habrá terminado. Regresan de mal humor a su casa.


La misma anécdota singular pero soñada
o
la misma anécdota pero habitual en una época pasada

Los hermanos Pérez salían de la chacra temprano, pero aún así llegaban tarde a la estación; el andén no tenía gente: el tren de las 15:30 ya había pasado y el siguiente pasaría en 5 horas, cuando el baile en el pueblo ya habría terminado. Regresaban de mal humor a su casa.


La misma anécdota –única o reiterada– pero profetizada

Los hermanos Pérez saldrán de la chacra temprano, pero aún así llegarán tarde a la estación; el andén no tendrá gente: el tren ya habrá pasado y el siguiente pasará en 5 horas, cuando el baile en el pueblo ya habrá terminado. Regresarán de mal humor a su casa.


   La viñeta 2 contiene más información que la 1 y la 3, pero no contiene la información de la 1 y la 3. ¿Puede una viñeta única condensar la información nodal de, por ejemplo, cinco viñetas? Puede, y ya lo vimos con la viñeta del perro y la zorra infalibles, que por deporte podríamos convertir en cinco viñetas despojadas de cualquier otro rol que no sea el que las funda: no tienen circunstancias contextuales, antecedentes, ni anticipos de ningún tipo; sólo pasos, cambios de escena/viñeta narrados en orden cronológico (un caso en que fabula y sujet coinciden; o también: los pasos pueden montarse sobre una línea de tiempo, que es por donde avanza la acción):
Lélape, un perro de caza infalible, empezó a perseguir [O-V1] a una zorra inatrapable por los campos de Tebas. Cinco minutos después, con el duelo sin definición, el dueño del perro, Céfalo, apartó [O-V2] la vista para agarrar su jabalina, también infalible. En esos instantes de desatención, Zeus convirtió [O-V3] a los dos animales en estatuas de mármol. Céfalo se enteró [O-V5] cuando levantó [O-V4] la vista con la jabalina en la mano.

   Como se ve, no importa que en la linealidad de la frase aparezca primero «se enteró» y después «levantó»; importa que primero Céfalo levantó la vista y después, en consecuencia, se enteró de la petrificación del perro y la zorra. Importa secuenciar eventos, engarzarlos en orden de ocurrencia, no numerar verbos en Pretérito. Los tres verbos anteriores aparecen en el mismo orden que los eventos que significan. Tres de cinco verbos y tres de cuatro oraciones.

   Para completar el juego temporal del castellano, falta el de las formas subjuntivas en el tablero de sus significados fundamentales / usos rectos y falta el de las formas indicativas y subjuntivas en otros dos tableros.

§ 9. El «significado fundamental» de las formas subjuntivas.

   La situación de sólo 2 tríadas del tablero “Significado fundamental de las formas indicativas” (ante-futuro, co-futuro, pos-futuro y su tríada prima, ante-pospretérito, co-pospretérito, pos-pospretérito) es la situación de todas las tríadas del tablero “Significado fundamental de las formas subjuntivas”: tres relaciones temporales, dos tiempos verbales, el compuesto para el ante y el simple para el co y el pos.
   Reservando las flechas continuas para las formas indicativas y conservando el código de colores, convengamos graficar las relaciones temporales de las formas subjuntivas con flechas discontinuas hechas de rayas y puntos alternantes (como si fueran todas "c" del Código Morse):

Diagrama del Subjuntivo 0

   En Subjuntivo no hay verde ni rojo (ni verde agua ni rosa). Hay sólo negro y azul (y gris y celeste). A falta de una forma subjuntiva específica para identificar la posterioridad, de eso se encargan las formas subjuntivas simples que identifican la simultaneidad. Así, el negro Presente del Modo Subjuntivo ('cante', 'coma', 'viva') debuta identificando la simultaneidad y la posterioridad respecto de SH (SSH y PSH) y respecto de PH (SPH y PPH), y el gris Pretérito Imperfecto del Modo Subjuntivo ('cantara/ase', 'comiera/iese', 'viviera/iese') debuta identificando la simultaneidad (SAH) y la posterioridad (PAH) respecto del momento AH. Andreś Bello lo dice así:

651. El subjuntivo común tiene la particularidad de representar con una misma forma [cante] el presente y el futuro, de lo cual resulta que expresa también con una misma forma, aunque materialmente doble [cantara o cantase], el co-pretérito y el pos-pretérito.

   Al igual que las indicativas, las formas compuestas subjuntivas siempre identifican relaciones temporales de anterioridad, a saber: el azul Pretérito Perfecto del Modo Subjuntivo ('haya cantado'), que debuta en el nivel 2 como anterior a SH (ASH) y como anterior a PH (APH), y el celeste Pretérito Pluscuamperfecto del Modo Subjuntivo ('hubiera cantado'), que debuta en el nivel 2 como anterior a AH (AAH).
   Usé los nombres oficiales de la RAE para los tiempos del Subjuntivo porque Andrés Bello no los nombra, sino que enumera las relaciones temporales que identifican / significan / señalan. Pero no procede a elegir una para dar su nombre al tiempo verbal, ni sorteándola ni obteniéndola de aplicar un criterio (como el del primer oficio).
   En Bello, los nombres analíticos del Indicativo dieron paso al análisis de las «formas» subjuntivas que sirven para «representar» más de 1 relación temporal. Así se ve el mapa de momentos con los nombres de la RAE para este tablero fundamental o recto del Modo Subjuntivo:


   Si mantenemos el criterio usado con las formas fundamentales indicativas y les damos a las subjuntivas el nombre de la primera relación temporal que identifican, deberíamos agregar una convención: habiendo más de una del mismo color en una tríada debutante, la primera será la que primero aparezca barriendo el mapa de izquierda a derecha.


   En ese orden, Co-pretérito le gana a Pos-pretérito, Pretérito a Ante-futuro, y Presente a Futuro. En el orden inverso con el mismo mapa, tendríamos las futuristas victorias inversas y los tiempos se llamarían Pos-pretérito, Ante-futuro y Futuro. Y en el orden inverso con el mapa inverso, tendríamos las victorias inversas a las inversas, como quien rota 180°. Demos una vuelta.
   Si esto lo estuviera escribiendo un árabe, seguramente usaría el barrido de derecha a izquierda para la misma convención. Y con el mismo resultado de nombres, ya que colocaría el pasado a la derecha y el futuro a la izquierda, como en un blog, y Co-pretérito le volvería a ganar a Pos-pretérito, Pretérito a Ante-futuro, y Presente a Futuro:


   ¿Por qué no le pongo "Co&pos-presente" al Presente del Subjuntivo, 'cante', como en Indicativo le puse Ante&co-presente a 'he cantado' (el Ante-presente de Bello, el Pretérito Perfecto Compuesto de la RAE)? Porque una cosa es que un tiempo verbal se oriente hacia el mismo punto de referencia desde dos momentos diferentes (abarcando el intervalo entre ambos) y otra es que además pueda orientarse desde uno o desde el otro, como hacen el Presente y el Co-pretérito del Subjuntivo, 'cante' y 'cantara/ase' (que tal vez jueguen más veces de pos que de co, pero el criterio aplicado en la pila bautismal ha sido otro).

   En “Francisco pide que de ahora en más le digan Paco”, «digan» –en sociedad con «de ahora en más»– es co&pos-presente, con el presente en «pide»: SSH & PSH. Pero en “No creo que Juan esté en el club”, «esté» es, por default, co «no creo», o sea, co-presente (SSH), no pos ni co&pos. Y si estuviera hablando del día siguiente (del anterior con «esté» no podría), debería especificarlo con otros recursos, como un adverbio de tiempo: “No creo que Juan esté mañana en el club”, donde «esté» es sólo pos-presente (PSH), no co ni co&pos.

   Graficando y barriendo tríadas en una dirección o en la otra, usando unos nombres u otros, todos los mapas de momentos ofrecidos hasta acá tienen vectores discontinuos recién a partir del nivel 2.

§ 9.1 Niveles subjuntivos

   ¿Por qué las flechas discontinuas empiezan en el nivel 2 y no en el 1? Porque al ser formas verbales normalmente subordinadas (eso se quiere decir con la palabra subjuntivo), en el nivel 1 normalmente estarán las expresiones subordinantes, que normalmente estarán en Modo Indicativo. Pero "normalmente" no es igual a "siempre".
   Como ejemplo de una excepción al primer "normalmente" está el tipo de subjuntivo que Bello llama "optativo" y que en Argentina usamos cada vez que cantamos «Sean eternos los laureles que supimos conseguir», donde ese "sean" no tiene ningún subordinante (ni siquiera uno implícito en la huella de un "que", como "Deseo..." en "Que tengas un buen viaje").
   Como ejemplo de una excepción al tercer "normalmente", en breve veremos expresiones subordinantes subjuntivas ocupando el nivel 2 del mapa y más adelante expresiones subordinantes imperativas en el nivel 1 (como en “Pedile a San Antonio que te mande un novio”).
   Como ejemplo de una excepción al segundo "normalmente", que hace inesperado encontrar formas subjuntivas en el nivel 1, veamos esta frase: “La mamá permitió que Juancito esté hoy con nosotros y que mañana se sume al viaje de egresados”.


   Aunque «esté» y «se sume» están subordinados sintácticamente a «permitió», temporalmente los tres están subordinados a H (SH, PH y AH, respectivamente). Moraleja: no siempre la subordinación temporal (si se me permite llamar así al hecho de que un momento se presente como anterior, simultáneo o posterior a otro, en vez de sucesivo o libre) coincide con –o depende de– la subordinación sintáctica. Volveremos sobre esto más adelante. Por ahora, ya asentados los "no siempre", vamos con los "normalmente".
   Empecemos por formas subjuntivas que cubren el nivel 2. En el nivel 1, las expresiones subordinantes elegidas serán el Futuro, el Presente y el Pretérito de "negar que". Primero los ejemplos, después el diagrama (que debería ser uno por cada entrada del diario absurdo, pero las junto en el mismo para controlar la proliferación gráfica):

a) Día lunes. El miércoles Pedro negará que Juan esté en el club en ese momento, que haya estado el día anterior, y que esté / vaya a estar al día siguiente.

b) Día miércoles. Pedro niega que Juan esté en el club ahora, que haya estado ayer, y que esté / vaya a estar mañana.

c) Día sábado. El miércoles Pedro negó que Juan estuviera en el club en ese momento, que hubiera estado el día anterior, y que estuviera / fuera a estar al día siguiente.


   Si quisiéramos comprobar que no se incumple la predicción que hacen los colores del nivel 3, podríamos usar una frase con dos subordinaciones encadenadas (o sea, donde el primer verbo subordinado funcione a la vez como subordinante del que le sigue).
   Pero como en el nivel 3 hay 9 tríadas, necesitamos que el primer verbo subordinado (nivel 2) esté en las tres relaciones básicas de anterioridad, simultaneidad y posterioridad, como hicimos arriba con “negar” (nivel 1).
   Empecemos por los ejemplos y el diagrama donde el primer verbo subordinado está en relación de simultaneidad con su subordinante ('preocupar que'):

a) Me preocupó que a Juan no lo alegrara que a esa altura del año el club de sus amores ya hubiera ganado dos torneos, estuviera primero en otro, y al año siguiente jugara la Libertadores.

b) Me preocupa que a Juan no lo alegre que a esta altura del año el club de sus amores ya haya ganado dos torneos, esté primero en otro, y el próximo año juegue la Libertadores.

c) Me preocupará que a Juan no lo alegre que a esa altura del año el club de sus amores ya haya ganado dos torneos, esté primero en otro, y al año siguiente juegue la Libertadores.


   Es el turno de los ejemplos y el diagrama donde el primer verbo subordinado ('pedir que', nivel 2) está en relación de posterioridad con su expresión subordinante ('rogar que', ni­vel 1):

a) Día lunes. El miércoles Juan me rogará que el viernes le pida a Pedro que el sábado le lleve sin falta la bici, aunque le haya roto el asiento y esté sin frenos.

b) Día miércoles. Juan me ruega que el viernes le pida a Pedro que el sábado le lleve sin falta la bici, aunque le haya roto el asiento y esté sin frenos.

c) Día domingo. El miércoles Juan me rogó que el viernes le pidiera a Pedro que el sábado le llevase la bici sin falta, aunque le hubiera roto el asiento y estuviera sin frenos.


   Para completar las 9 tríadas del nivel 3, veamos los ejemplos y el diagrama donde el primer verbo subordinado ('tolerar que', nivel 2) está en relación de anterioridad con su expresión subordinante ('no creer que', nivel 1):

a) No creí que en la charla del martes María, dominada por el temor de que al día siguiente le llegara al celular un mensaje no deseado, le hubiera tolerado a Juan que la hubiera engañado en la fiesta del sábado y que no se lo admitiera ahí, cara a cara.

b) No creo que en la charla del martes María, dominada por el temor de que al día siguiente le llegara al celular un mensaje no deseado, le haya tolerado a Juan que la hubiera engañado en la fiesta del sábado y que no se lo admitiera ahí, cara a cara.

c) No creeré que en la charla del martes María, dominada por el temor de que al día siguiente le llegara al celular un mensaje no deseado, le haya tolerado a Juan que la hubiera engañado en la fiesta del sábado y que no se lo admitiera ahí, cara a cara.


   Aunque con esto hayamos cubierto todas las posibilidades subjuntivas de los tres primeros niveles, agrego un ejemplo con pasaje de discurso directo a indirecto, como hice hablando de la correlación temporal en Indicativo (§ 8), y también sobre Kimba:


   Siguiendo el enfoque de Bello, que ve al Imperativo como una subclase de Subjuntivo, lo representé con el mismo tipo de vector, discontinuo, pero verde («decile»). Este color no existe entre las formas subjuntivas, como podemos volver a apreciar con los dos de los tres pasajes a estilo indirecto donde podría existir, los que tienen el verbo enunciativo en Presente o en Futuro:


   El tercer y último pasaje a estilo indirecto, con el verbo enunciativo en Pretérito, también presenta los mismos patrones que las otras correlaciones temporales (el tema no le suma ni le resta nada a la «cronología relativa», dirían Rojo y Veiga):


   Completados los 36 vectores de los niveles 2 y 3, chequeados algunos con el pasaje a estilo indirecto (que llega a un nivel 4), aclaro que no todos los dialectos del español (ni todos los gramáticos) los colorearían igual. Por un lado, hay dialectos, como el rioplatense, que usan (o tienden fuertemente a usar) la mitad de esos tiempos verbales: uno para cualquier simultaneidad o posterioridad ('cante') y otro para cualquier anterioridad ('haya cantado'). En breve veremos ese diagrama de dos colores.
   Por otro lado, el dialecto que Rojo y Veiga llaman «el español común» difiere de nuestro diagrama, según sus análisis, en los vectores grises, o sea, en las relaciones temporales que identifica la forma 'cantara/ase'. Para decirlo con Bello (§ 652), «la forma que sirve para el co-pretérito y el pos-pretérito, sirve asimismo para el mero pretérito». Veamos primero esta segunda diferencia y después la del subjuntivo rioplatense.

§ 9.2 Cantara~ase y la correspondencia indicativo-subjuntivo

   Tanto para Bello como para Rojo y Veiga, la forma verbal que en Subjuntivo corresponde a la indicativa 'canté' es 'cantara/ase', no 'haya cantado'. Nuestros coautores, que en la página 2.928 escriben que «la relación de 'pretérito' (O–V)» es «expresada (...) por cantara~-se», consignan sin embargo una «voz discrepante» de esta correspondencia en su nota al pie 45 (pág. 2.911):
«Pardo (1983), por ejemplo, considera haya cantado como la forma subjuntiva temporalmente correspondiente a la indicativa canté y admite cantara~-se solamente como expresión «tolerada por el uso». A propósito de esta opinión cf. Veiga 1996b: § 2.1
   En 1847, Andrés Bello ve la tolerancia en el uso opuesto:
«657 (a). ¿Podría emplearse el ante-presente haya cantado como mero pretérito? ¿Podría decirse, verbigracia, “Es dudoso que Marco Antonio haya sido un hombre tan disoluto y abandonado como Cicerón le pinta”? Creo que el uso tolera esta práctica, por opuesta que parezca a la correspondencia que he manifestado entre el subjuntivo común y el indicativo, según la cual, diciéndose en el segundo de estos modos: Es indudable que Marco Antonio fue o era, no ha sido, en el primero debería decirse Es dudoso que Marco Antonio fuese o fuera, no haya sido
   Es verdad que «esta práctica» es opuesta a «la correspondencia que he manifestado», pero de ahí no se sigue que el problema esté en la práctica y no en la correspondencia, que en § 654 Bello había establecido pero no argumentado; esta es la parte a la que está aludiendo arriba:
«Fundase o fundara, pretérito. “Muchos historiadores afirman que Rómulo fundó a Roma”. - “Hoy no se tiene por un hecho auténtico que Rómulo fundase o fundara a Roma”.»
   Y hablando de Roma, la loba se asoma con el mismo emparejamiento verbal en los ejemplos 68e (“Nuestro profesor afirma que Bruto mató a César”) y 69e (“Nuestro profesor niega que Bruto matara~-se a César”) de Rojo y Veiga (44.3.2, pág. 2.911).
   Me permito insertar acá un ejemplo por fuera de la bibliografía. Trata sobre otra fundación mítica, esta vez en la margen sur del Río de la Plata. El nuevo postulante a Co-pretérito siendo Pretérito está en una traducción dialectal que refunda los últimos versos del poema “Fundación mítica de Buenos Aires”; el porteño Borges los publicó en 1929 con estas palabras:
«A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires:
La juzgo tan eterna como el agua y el aire».
   Al otro lado del Atlántico, 78 años después pusieron esta versión ¿corregida? ¿adaptada? en la estación Buenos Aires de la Línea 1 del Metro de Madrid:

Foto de Javitomad (2007)

   Borges se habrá revolcado en su tumba ginebrina ante semejante acoso póstumo de las alarmas del doctor Américo Castro. Pero al menos no estamparon su firma debajo del poema “Instantes”, digamos todo. Como sea, en la Buenos Aires real y actual, diríamos "se haya fundado", nunca «se fundase».
   De yapa, y para terminar la casuística con el mismo verbo que Bello, en la página 2.912 Rojo y Veiga hacen corresponder el ejemplo 71b (“Dudo que fuera~-se ella la culpable”) con el 72b (“Creo que fue/era ella la culpable”). Más adelante volveremos sobre este caso. Ahora alcanza con notar que esta vez Rojo y Veiga despliegan la correspondencia indicativo~subjuntivo para refutar, con «los mismísimos hechos lingüísticos», «la idea de falta de contenidos temporales propios para las formas subjuntivas».
   Lo irónico es que estas formas no sólo trabajan temporalmente, sino que lo hacen mucho más que las indicativas. Que en Subjuntivo baje a la mitad el número de tiempos verbales y que suba al doble su trabajo de identificar / significar / sañalizar vectores son las dos caras de una misma moneda. Palabras más, palabras menos, en eso estamos de acuerdo todos; disiento en cómo el trío bibliográfico dice que trabaja "cantara/ase", en concreto cuando lo ven temporalmente equivalente a "haya cantado".
   Esta equivalencia requiere otro diagrama, uno donde la alternativa se grafique con una flecha discontinua gris discurriendo paralela a cada flecha discontinua azul que sea anterior a cualquier presente (ante-futuro, ante-pos-presente, ante-co-futuro, ante-pos-futuro..., abstenerse):



   Por supuesto, la discrepancia no es con esos usos del Pretérito Imperfecto del Subjuntivo, por muy ajenos y extraños que resulten a mi español rioplatense, sino con la interpretación de que son pretéritos (o sea, que ocupan el vector AH / O–V). Veamos tres tomas introductorias de esta discrepancia.
   Toma 1. Si estos ejemplos son generalizables, el requisito de un postulante Co-pretérito / Pretérito Imperfecto del Subjuntivo para hacer de pretérito es ser (cronológicamente) anterior a un verbo en PresenteEs dudoso que Marco Antonio...»; «Hoy no se tiene por un hecho auténtico que...»; «Nuestro profesor niega que...»; «Me sabe a cuento que...» y «Dudo que...»), no a un verbo en Pretérito, del cual sólo puede ser simultáneo o posterior (aunque si deja de portarse como un subjuntivo, también puede ser anterior: “Donó al museo del club los premios que ganara a lo largo de su carrera”, en lugar del indicativo 'había ganado').

   Una precisión, tal vez superflua: en ninguno de los cinco ejemplos esta forma subjuntiva simple haría –si hiciera– exactamente de pretérito (O–V / AH), sino de ante-presente: (OoV)–V / ASH. Pero para el caso da igual; lo inesperado y sorprendente es que sea una anterioridad, no cuál. ¿Lo es?

   Toma 2. El hecho de ser cronológicamente anteriores al tiempo de su verbo (sintácticamente) subordinante no prueba que esos Co-pretéritos subjuntivos («fuese o fuera», «fundase o fundara», «matara~-se», «se fundase» y «fuera~-se») estén jugando de pretérito / ante-presente. Falta probar que también son lingüísticamente anteriores a esos subordinantes conjugados en Presente (ASH), lo que los haría temporalmente indistinguibles de "haya cantado" (Pretérito / Pretérito Perfecto del Subjuntivo).
   Toma 3. Desde el punto de vista del tiempo cronológico, el pretérito (indicativo 'canté', subjuntivo 'haya cantado') y el co-pretérito (indicativo 'cantaba', subjuntivo 'cantara/ase') son indistinguibles, justamente por ser (cronológicamente) simultáneos, por compartir la misma marca/fecha en la línea de tiempo, horizontal y naranja. Falta ver si son indistinguibles desde el punto de vista del tiempo lingüístico, a saber: si identifican / significan / señalan el mismo vector (no tienen diferencia temporal) o diferentes vectores (sí tienen). Spoiler: sí tienen.

   Decir que "Marco Antonio fue libertino" es mirar atrás desde el presente del habla (H). Decir que "era libertino" es haberse trasladado a aquel momento (AH) para mirarlo de frente. La misma diferencia temporal hay en Subjuntivo entre "haya sido" y "fuera" o "fuese" libertino: el primero es pretérito (o ante-presente) y el segundo es co-pretérito (o co-ante-presente). Y lo mismo vale para "fundó / fundaba" y "haya fundado / fundara-ase" Roma, "mató / mataba" y "haya matado / matara" a César, "se fundó / se fundaba" y "se haya fundado / se funfase" Buenos Aires, "fue / era" y "haya sifo / fuera" culpable.
   Tomemos como caso testigo los ejemplos 71b y 71c de Rojo y Veiga ya citados:

71
      b. Dudo que fuera~-se ella la culpable.
      c. Dudo que haya sido ella la culpable.

   Esa diferencia admite una expresión temporal: los enunciados tienen fórmulas diferentes: SASH (co-ante-presente, 71b) y ASH (ante-presente, 71c). En los diagramas se ven así:


   La única particularidad de esos Co-pretéritos subjuntivos es que son simultáneos a un momento de referencia AH / ASH no señalizado por otro verbo (como el momento del cual es simultánea la lluvia en “Cuando salí, llovía”) o por alguna expresión adverbial (“A las 8 llovía”) o por ambos (“A las 8, cuando salí, llovía”). O sea, es un momento que «no podemos identificar con ningún elemento lingüístico ajeno a la unidad verbal, sino que está integrado en la realización de contenido temporal expresada por la forma» verbal. La cita cierra el argumento que Rojo y Veiga, en la página 2.908, dan a favor de un momento de referencia así para el Co-pretérito / Pretérito Imperfecto del Indicativo:

«Un mismo proceso cronológicamente ‘pasado’ puede ser, obviamente, enfocado desde el punto de vista temporal de diversas maneras. Reduzcamos nuestra ejemplificación aquí y ahora a las dos posibilidades ilustradas en (65):

(65)
      a. Aquí estuvo la estación de autobuses,
      b. Aquí estaba la estación de autobuses.

Ambas secuencias se refieren a un mismo hecho ‘pasado’ variando la configuración gramatical de su enfoque. En el primer caso se expresa el proceso como directamente anterior al origen, lo que trae como consecuencia normal que el mismo proceso haya concluido con anterioridad a la localización de este punto. En el segundo caso el proceso estar recibe el mismo enfoque que un ‘presente’ le conferiría desde el punto de origen, pero ahora orientado desde un momento anterior a dicho punto que aquí no podemos identificar con ningún elemento lingüístico ajeno a la unidad verbal, sino que está integrado en la realización de contenido temporal expresada por la forma estaba

   Traducido a términos perspectivistas, el «momento anterior (...) integrado en la realización de contenido temporal» significa que el Co-pretérito te da esta instrucción: “Trasladate a un momento anterior a este y desde ahí mirá al frente (ni a izquierda ni a derecha)". Y ponele que agrega: "Sos libre de señalizar también verbal o adverbialmente ese momento integrado o dejarlo así, sin correlaciones temporales explicitadoras ni circunstancias de tiempo que lo localicen en la línea cronológica". La instrucción de traslado es la misma para el Co-pretérito / Pretérito Imperfecto del Subjuntivo; la instrucción de hacia dónde mirar agrega 1 dirección, la pos.
   Esta referencialidad envasada en origen no es exclusiva de algunas formas en algunos modos verbales. Por deíctico, todo tiempo verbal es 'referencígeno'. Cada uno, por el mero hecho de tener una orientación temporal, integra –trae de fábrica– su momento de referencia: es aquel al que apunta la flecha / vector que grafica su temporalidad lingüística. De manera adicional, ese momento apuntado también puede estar localizado adverbialmente en la línea de tiempo; o puede ser el momento referenciado (como anterior, simultáneo o posterior a otro) de un segundo verbo; o ambas cosas.
   ¿Cómo ver estas tres acciones sobre un mismo momento? Atribuirles la misma letanía tripartita de "identificarlo / significarlo / señalarlo" es ver tres identificadores de lo mismo, uno implícito y dos explícitos. Otra opción es ver las dos últimas relaciones como explicitadoras de un momento que en sí mismo es establecido por el tiempo verbal. Una tercera opción es ver tres acciones diferentes sobre, por ejemplo, AH. Probemos con esta visión, tres tomas mediante.
   Toma 1. En “A las 8, cuando salí, llovía”, «llovía» apunta de frente a un momento anterior al del habla (AH), que a su vez es localizado en la línea de tiempo por «a las 8» y es usado por «salí» para realizar su orientación en el mapa de momentos (AH).
   Toma 2. El Co-pretérito «llovía» apunta a un momento que el circunstancial «a las 8» sitúa en el tiempo cronológico y desde el cual el Pretérito «salí» apunta al momento del habla (AH).
   Toma 3. Para «llovía», AH es el momento de referencia (respecto del cual es simultáneo); para «salí», es el momento referenciado (como anterior al del habla); y para la expresión adverbial, es un momento fechado.

   Recapitulemos. Para los rioplatenses que aún conservamos –por edad, por deformación profesional, o por lo que sea– cuatro formas subjuntivas para los «usos rectos», "cantara/ase" puede ser co-pretérito o pos-pretérito, pero no pretérito, como dicen que puede ser tanto Bello como Rojo y Veiga con sus cuatro ejemplos.
   Si cada uno de ellos (más el de Borges fundacional) se analiza como co-pretérito / co-ante-presente, no es necesario otro diagrama: en el mío esos vectores ya son grises. La ilusión de 'preteridad' surge de creer que su momento de referencia es el identificado por el otro verbo de la oración, el subordinante que está en Presente (SH), cuando en verdad es uno anterior a ese (ASH), del cual es simultáneo (SASH) el verbo sintácticamente subordinado, que está en Co-pretérito / Pretérito Imperfecto del Subjuntivo.

   Como se ve, la temporalidad es transversal a la modalidad: son los mismos colores con otro tipo de vectores y, a veces, otras "incumbencias". Por los argumentos anteriores, que contemplan esos usos de "cantara/ase" que se hacen en «el español común», reafirmo la correspondencia indicativo~subjuntivo visualizable en el diagrama que vengo usando:
       ahí donde en Indicativo hay "canto" y "cantaré", en Subjuntivo hay "cante";
       ahí donde en Indicativo hay "habré cantado", en Subjuntivo hay "haya cantado";
       ahí donde en Indicativo hay "canté" o "he cantado", en Subjuntivo hay "haya cantado";
       ahí donde en Indicativo hay "cantaba" y "cantaría", en Subjuntivo hay "cantara/ase";
       ahí donde en Indicativo hay "había cantado", en Subjuntivo hay "hubiera/iese cantado";
       ahí donde en Indicativo hay "habría cantado", en Subjuntivo hay "hubiera/iese cantado".



§ 9.2.1 El Presente que no es Pretérito

   Las formas indicativas "canté" y "he cantado" ya habían sido relevadas por una forma compuesta, "había cantado", cuando se proyectaron desde el racimo que cuelga de H sobre el racimo de AH (ver § 8). Ahora son relevadas por la forma compuesta del Subjuntivo "haya cantado", que en algunos casos asumirá la orientación simple ASH y en otros la orientación doble ASH & SSH (al igual que "había cantado" puede ser AAH o AAH & SAH).
   Con o sin una simultaneidad –además de una anterioridad– con su momento de referencia, las tres formas indicativas, una simple y dos compuestas, y la forma subjuntiva, que es compuesta, son aspectualmente perfectivas (al menos en español, el aspecto verbal es un derivado de la temporalidad; para el caso, toda perfectividad es anterioridad, toda imperfectividad es simultaneidad). ¿Por qué la segunda forma simple imperfectiva del Subjuntivo, "cantara" (la primera es "cante"), asumiría la orientación de la primera forma perfectiva del Indicativo, "canté" (que es la única forma simple indicativa que identifica / significa / señala anterioridad)?
   Así como la forma indicativa "cantaba" (Co-pretérito) es prima de "canto" (Presente), su avatar subjuntivo "cantara/ase" es primo de "cante". Esto significa que hace lo mismo pero con otro momento de referencia (AH en vez de H): de igual modo que "cante" conserva lo presente y agrega lo futuro que había en Indicativo, "cantara/ase" conserva lo co-pretérito y agrega lo pos-pretérito que había en Indicativo.
   Entonces, si "cante" nunca hace de pretérito, ¿por qué lo haría su proyección "cantara/ase"? Si, como dice el trío bibliográfico, los avatares de "cantara/ase" fuesen co-pretérito, pos-pretérito y pretérito, ¿por qué este último no tiene reflejo, o sea, un presente jugando de pretérito?; ¿no sería como si te miraras en el espejo y no vieras el tercer brazo que creés tener?
   Rojo y Veiga contestarían que un Presente del Subjuntivo sí puede hacer de pretérito, y precisamente reemplazando a un Pretérito Imperfecto en uno de esos «usos marginales» de algunas «áreas del español americano», como el rioplatense. La prueba que ofrecen es el ejemplo 88c:
«Sin que el jinete le obligue, la mula paró frente a la tienda “El Descanso”.»
   Entre las páginas 2.927 y 2.928, Rojo y Veiga dicen que
«...la referida mengua en el uso de cantara~-se a favor de cante implica una importante reestructuración temporal en el subjuntivo español, que podemos poner en relación, como ya hizo Kany (1945: 221), con la operada entre el francés clásico y el francés moderno precisamente con la caída en desuso de las formas de imperfecto y pluscuamperfecto de subjuntivo (que je chan­ tasse, que j’eusse chanté) a favor del presente y el perfecto (que je chante, que j’aie chanté). El resultado francés actual es la reducción a dos del número de unidades de contenido temporal existentes en subjuntivo, de manera que entre ellas funciona exclusivamente una oposición basada en la presencia/ausencia de un vector primario de anterioridad.»
   Cortando la cita acá, podemos concluir que el «resultado evolutivo» del bicolor subjuntivo rioplatense ha sido «en este punto completamente paralelo al del francés». Pero esto no es lo que dicen Rojo y Veiga sobre «el subsistema hispanoamericano» (el subrayado decolonial es mío) en la continuación de la cita. Con el ejemplo 88c quieren argumentar que es «comparable» pero no «enteramente idéntico» al caso francés. Razonan que, «si el resultado evolutivo hubiese sido en este punto completamente paralelo al del francés», el puesto del menguante "obligara", que ven pretérito (O–V / AH), lo habría ocupado "haya obligado" y no «obligue».
   Creo que en vez de un paralelo roto hay un mal análisis temporal, que invalida una de las premisas del argumento: la forma verbal reemplazada, "obligara/ase", no identificaría / significaría / señalaría un momento anterior al del Pretérito «paró» (ante-pretérito: (O–V)–V / AAH), sino uno simultáneo (co-pretérito: (O–V)oV / SAH).
   No tiene nada de raro, entonces, que la reemplace el Presente «obligue» en el español rioplatense, entre otros dialectos hispanoamericanos. Y si la no obligación fuera anterior, como creen Rojo y Veiga, la forma reemplazada no sería "obligara/ase", sino "hubiera/iese obligado", y su reemplazante no sería «obligue», sino "haya obligado": “Sin que el jinete la hubiera obligado / haya obligado, la mula paró frente a la tienda «El Descanso»” (1 viñeta, con una omisión temporalmente subordinada –como anterior– a una acción pasada: AAH).
   Rojo y Veiga dicen que la «secuencia narrativa» con la que debe confrontarse 88c es esta: «El jinete no la obligó, pero la mula paró» (2 viñetas, con una omisión y una acción temporalmente coordinadas: AH AH).
   Yo pienso que ahí no hay una «secuencia», sino un cuadro con una acción y un modo: “En el momento en que la mula paró frente a la tienda, el jinete no la estaba obligando” (1 viñeta, con una omisión temporalmente subordinada –como simultánea– a una acción pasada: SAH). Al igual que el modo de la acción coexiste con la acción, la no obligación de parar coexiste con el hecho de parar, si usamos "obligara" / «obligue». Es una de sus circunstancias circundantes (?), como podrían serlo "la tienda estaba cerrada" o "el dueño dormía sentado", que no son circunstancias de modo.

   En § 629, donde comenta el Co-pretérito del Indicativo ('cantaba'), Bello aclara que «la duración de la cosa pasada con que se le compara puede no ser más que una parte de la suya». Así, la no obligación «coexistió en una parte de su duración» –la última– con el frenarse de la mula (como el ver la tele coexistió en su final con el apagón en «Cuando se cortó la luz, María estaba viendo la tele»).

   Recapitulemos. No sé si existe algún ejemplo que pruebe que en «el subsistema hispanoamericano» se usa el Presente del Subjuntivo como pretérito; sé que no lo hace el ejemplo 88c, que lo pretende. Recordemos cómo, antes de pasar a otro tema.
   Rojo y Veiga presuponen que, en lugar del textual e hispanoamericano «obligue», en el «español común» iría "obligara/ase" (lo cual es correcto), pero lo analizan como pretérito (lo cual es erróneo) y deducen que tiene esa temporalidad el Presente que lo reemplaza (lo cual está viciado). El silogismo sería:
    A («obligue») es B ("obligara");
    B es pretérito;
    luego, A es pretérito.
   Lo sería, si no fuera falso que B es pretérito. Como dijo Tweedledee, «si fue así, podía ser; y si así fuera, sería; pero como no es, no es» (Lewis Carroll, A través del espejo..., Buenos Aires, Longseller, 2005, pág. 190; traducción de Eduardo Stilman).

§ 9.3 El subjuntivo rioplatense

   Como acabamos de ver, el «resultado evolutivo» del subjuntivo rioplatense es paralelo a (hace los mismos cambios que) el subjuntivo del francés moderno. Nuestro mapa tiene (o tiende fuertemente a tener) sólo dos colores: el negro ('cante') para todo co y pos, y el azul ('haya cantado') para todo ante. Es decir que, además del trabajo que estos tiempos hacen en el tablero subjuntivo de cuatro formas verbales, en el de dos agregan, respectivamente, los trabajos de 'cantara/ase' y de 'hubiera/iese cantado':


   Dicho con ejemplos, en el dialecto rioplatense nos permitimos y solemos decir
"El sábado pasado Leonardo me pidió
Todos los sábados Leonardo me pedía
que al otro día le mande un recordatorio" (en vez de "mandara/ase")
y
"No creí que en la charla del martes María le haya tolerado a Juan que la haya engañado en la fiesta del sábado" (en vez de "hubiera tolerado" y "hubiera engañado").

   El tablero negro y azul del subjuntivo rioplatense está a 1 resta cromático-verbal de la no discriminación absoluta. Está en el mínimo de discriminación posible: menos que 2 colores, ya no discrimina temporalmente (2 colores, 1 discriminación; 1 color, 0 discriminación). En este tablero, hablando de colores la discriminación parafrasea a Macedonio Fernández: "Si falta uno más no quepo”.
   Si eso pasara, volveríamos a ese mapa monocromático de lo temporalmente posible; volveríamos a como es el tablero antes de que arranque el juego y cada lengua defina el trazo y el color de sus vectores (siempre y cuando los discrimine entre al menos dos clases, insisto).
   Con esa última resta, el subjuntivo (si sobreviviera) sería temporalmente mudo, sin «contenidos temporales propios» (aunque con la capacidad de reflejar ajenos, como hace un infinitivo o un gerundio con el cuándo del verbo al que está conectado).
   Si en Modo Subjuntivo se identificara 1 sola relación temporal, no estaría mal que tuviera 1 solo color, como el verde del Modo Imperativo, que siempre es futuro (§ 9.1). Pero este no es el caso del Subjuntivo, donde se identifican 3 relaciones temporales por tríada, tanto con 2 como con 4 formas verbales (nunca con 1 sola). Si una misma forma verbal identificara el ante, el co y el pos de cada tríada, es que ya no identificaría ninguno –ya no los distinguiría.

§ 10. Pasos y miradas: hacia un análisis temporal de los discursos

   Las formas verbales de simultaneidad son imperfectivas (mirás hacia el frente...) y descriptivas (... para describir lo que ves). Las de anterioridad son perfectivas (mirás hacia atrás...) y narrativas (...para narrar lo que recordás). Las de posterioridad son proyectivas (mirás hacia adelante...) y narrativas (...para narrar lo que proyectás/anticipás)..
   Siguiendo con la metáfora perspectivista, para orientarte temporalmente lo que importa es hacia dónde y desde dónde mirás. Con la perífrasis "voy a cantar", mirás hacia adelante desde H. Con el Futuro "cantaré", mirás hacia el frente desde PH, así como con el Co-pretérito "cantaba" mirás hacia el frente desde AH y con el Presente "canto" mirás hacia el frente desde H. Simétricamente, con la perífrasis "iba a cantar" mirás hacia adelante desde AH y con el Pos-pretérito "cantaría", mirás hacia el frente desde PAH.



   La historia de Céfalo, el perro y la zorra, condensada en 1 viñeta, bien podría desarrollarse en 5 viñetas.
   

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