VIDRIERA EN PREPARACIÓN
Si ves esta advertencia, es que el ensayo aún está en construcción. Yo esperaría a que no esté este cartel.
1. Zambullida y pequeña turbulencia
Hoy es el día de la revisita anual al epígrafe de Zambullidas. Kafka metaforiza a «el hombre» como «una ciénaga infinita» y a sus ataques de entusiasmo como la zambullida de una rana en la ciénaga y la turbulencia que causa, que es pequeña y dura poco. Lo que la zambullida tiene de excepcional e intensa –representa un ataque– lo tiene de breve la «pequeña turbulencia» que produce.
Quiso el azar que me topara con una vuelta de tuerca a la pequeña turbulencia kafkiana en un video sobre la física de Epicuro, y con el mismo dibujo de una zambullida en un video sobre la ética de Epicuro. Sin querer queriendo, retomo con un caso específico el tema de “Entusiasmos III (La forma de una zambullida)”.
La física y la ética epicúreas aspiran a estar tan interconectadas como lo están la zambullida (acción) y la pequeña turbulencia (efecto), fases Alfa y Omega de una interacción rana pequeña ~ ciénaga infinita (desde David y Goliat que no interactuaban poderíos tan dispares).
2. Pequeña turbulencia
En el primer video, el tertuliano Bruno presenta en un programa de radio «un libro maldito»: De la naturaleza de las cosas, el largo poema «didáctico» y «científico» en el que Lucrecio, epicúreo romano del siglo I a.C., expone esa física y esa ética y el vínculo que tienen. En el fragmento seleccionado, el tema es la física de Epicuro, Lucrecio mediante y con la herencia de Demócrito y Leucipo:
Recorte de un video de Trabalibros (de 3:36 a 6:10)
A falta de un físico de fluidos en la sala, estrené ChatGPT 5 trasladándole como pregunta la insinuación de Bruno en el final del recorte. Como es, en parte, un desvío del tema del ensayo, pongo su respuesta debajo de la alfombra.
Me permito, en cambio, un leve desvío para hacer una mención especial al sincretismo de metafísica y materialismo que es un alma hecha de átomos. Final del desvío, reingreso al tema del aniversario.La pequeña turbulencia de Kafka es una consecuencia insignificante de la zambullida de la rana en la ciénaga infinita. En cambio, esa «especie de pequeña turbulencia», que Lucrecio traduce del griego como clinamen (desviación), es tan significativa que hace posible que los átomos se agrupen entre sí y formen estructuras, cuerpos compuestos, o sea, las cosas mismas, la materia existente.
Las pequeñas desviaciones de un átomo que viene cayendo en línea recta por el vacío, paralelo a los demás y todos a la misma velocidad, suceden espontánea e impredeciblemente, sin que ninguna ley las prevea, indeterminables. La zambullida solitaria de la rana ocurre «en un punto no determinado de esa ciénaga», «a veces», similar a como ocurre «la exigua declinación de los primeros elementos en una región indeterminada del lugar y en un tiempo no preciso» (escribe Lucrecio en los versos 292 y 293).
Pero más allá de causar o ser causada, tal vez no son tan distintas las situaciones de una y otra turbulencia; tal vez las muy distintas son sus escalas. A escala humana, las agrupaciones de átomos posibilitadas por el clinamen pueden y suelen durar más que la «pequeña turbulencia» producida por una zambullida de rana. Sin ir más lejos, rana y ciénaga son agrupaciones de átomos que prexisten y que subsisten a la turbulencia de la zambullida. Pero a escala cosmológica, la vida de Matusalén fue apenas menos limitada y efímera que ese rastro de rana.
Por breve que se la quiera mostrar a la pequeña turbulencia, la zambullida fue más breve. En un mundo con nuestra física, al menos. Porque en un mundo donde los efectos durasen tanto como las acciones que los producen, turbulencia y zambullida durarían lo mismo. De un mundo así vimos cómo un ladrillo permanece en la pared el tiempo que haya llevado colocarlo (y en la existencia, el tiempo que haya llevado hacerlo).
3. Zambullida
Y resulta que el dibujo que hace el ataque de entusiasmo es igual al que hace, según Gustavo Santiago, el placer epicúreo, que tiene más pinta de alivio intenso que de placer:
Fragmento de la carta a Meneceo + El innombrable
Habitamos la frugalidad, visitamos los placeres. Quiere decir que cuando la visita termina –una vez extenuada la novedad–, volvemos a la frugalidad como la pequeña turbulencia vuelve a la ciénaga infinita. En este caso, el "a veces" es necesario, porque una frecuencia alta causa acostumbramiento.
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